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Se rebelan en Morena: piden seleccionar al candidato por votación

Por:Mauricio Fernández Díaz

Ciudad Victoria.- La luna de miel entre los ganadores de la elección del 5 de junio y la militancia histórica de Morena parece haber terminado. Ciertamente, vivieron un momento de felicidad por el triunfo de Américo Villarreal, pero han pasado ahora el amargo despertar en el que se esfuman las idealizaciones. La dura realidad les dice que el partido desprecia la democracia interna, o por lo menos las decisiones colectivas, y prepara un albazo para designar al abanderado en la elección extraordinaria de febrero.

Esta será también la prueba de fuego para el incipiente Comité Directivo Estatal de Morena, recién renovado el pasado 30 de julio, comprometido a cumplir los tres principios éticos del movimiento, a saber: no robar, no mentir, no traicionar.

Basta con recordar el proceso interno de 2021, salpicado de denuncias que llegaron hasta el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación a solicitud de Maki Ortiz. Justamente, la exalcaldesa acusaba a los órganos del partido de mentir. No le parecían honestos ni limpios sus métodos electivos.

Al final, ella resolvió sus diferencias y está en paz con el movimiento, pero quedan muchos militantes que nunca se han convencido de las encuestas para designar candidaturas, ya que el partido tiene a bien no mostrarlas y hasta los obliga a firmar un “pacto de silencio”, al estilo de la URSSS, para que nadie diga lo que piensa de estas designaciones.

La triste muerte del senador Faustino López Vargas, el pasado 8 de octubre, ha creado la necesidad de elegir a un nuevo legislador que ocupe su asiento, y eso ocurrirá tan pronto como febrero de 2023. Los partidos deben tener al precandidato, por lo menos, en diciembre; entonces, falta muy poco y no conviene improvisar con caras desconocidas.

En estos comicios apresurados los institutos políticos no inician la carrera en igualdad. La preferencia de los tamaulipecos se ha inclinado por Morena en 2021 y 2022, y es el claro favorito para ganar la nueva elección. Con un boleto seguro al triunfo, es lógico que la ambición traiga locos a varios morenistas y a los infaltables personajes que se dicen amigos del gobernador Villarreal. Incluso, han aparecido “padrinos” dispuestos a invertir en alguno de ellos, conscientes del privilegio que da tener a un senador como su protegido. Por eso en Morena, más que en ningún otro partido, la agitación es intensa en estos días.

Y la agitación está a punto de convertirse en temblor: algunos morenistas se han reunido ya para discutir de qué manera participarán en la interna para designar al abanderado; son líderes de calle más que de masas, fundadores y luchadores sociales que están fuera del primer círculo del doctor Villarreal. Les interesa proponer un método transparente y confiable que evite, como siempre, la nominación de un priista, de un panista o hasta de un compadre del gobernador. Esas fueron las palabras que usaron a través de nuestras fuentes.

Algunos seguidores de ellos (porque los tienen) han dejado comentarios en redes sociales para condenar el uso del dedazo, el compadrazgo y los privilegios en la toma de decisiones de Morena. Ven acercarse una imposición en el nombramiento del candidato y no están dispuestos a aceptarlo, por más que el partido haya ganado la gubernatura y amase poder. Por eso piden votación directa pero reservada a la militancia, pues tampoco quieren el circo de votación abierta a cualquiera extraño, como en la elección de consejeros estatales, pervertida por grupos de acarreados y mapaches de la peor especie.

¿Hasta dónde les permitirán la democratización de su proceso interno o, por lo menos, la transparencia del método de encuestas? Porque de hecho, el descontento de Maki Ortiz en 2021 no fue exactamente esa modalidad, pues ella la aceptó desde el principio, sino que no le permitieran conocerlas o examinarlas. Morena habla de encuestas pero jamás las enseña ni abre la información referente al levantamiento de las respuestas.

A reserva de la convocatoria que vaya a presentar el Comité Ejecutivo Nacional, es altamente probable que recurra a este método controvertido, o que incluso utilice la designación directa, ya que el tiempo de acción es muy corto.

Las miradas también se posan en el gobernador Américo Villarreal, pues tiene voto de calidad en este proceso según la cultura política mexicana. Faustino Vargas López era uno de esos activistas fundadores de Morena que siempre han militado en la izquierda. ¿Elegirá a uno de ellos para sucederlo? La decisión que tome, si la toma él, lo retratará favorable o negativamente ante la militancia. Se menciona también la intervención de la familia en este proceso, y eso es válido hasta cierto punto. Pero aunque ellos eligieran o apoyaran a un precandidato, la responsabilidad final será del doctor y de las autoridades de Morena, y solo a ellos cargarán con la aprobación o el rechazo final.

Hay un riesgo innegable de fractura en esta elección extraordinaria para Morena; ahora que gobierna Tamaulipas y que ha adquirido más fuerza, debe conservar la unidad entre sus miembros y simpatizantes a lo largo del 2023, pues se le considerará el año de consagración del “americanismo” o del liderazgo de Américo. Es de vital de importancia que esto ocurra pues vienen las elecciones mayores de 2024, y la popularidad del gobernador será decisiva en la votación de Morena. Si la izquierda marcha en un solo bloque, y el doctor consigue buena aprobación en su primer año, las aspiraciones presidenciales de la 4T pueden estar tranquilas. Pero si se dividen, y las expectativas ciudadanas en la nueva administración desfallecen, el panorama puede girar en contra de la Cuarta Transformación y causarle un retroceso electoral.

Un asunto tan fácil en apariencia, como reponer una senaduría que quedó vacante por azares del destino, tiene las cualidades para causar una crisis en el morenismo tamaulipeco.

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