Con Urbanidad
Por: Vicente Hernández
“Camaradas, el capitalismo es la explotación del hombre por el hombre. El sindicalismo es todo lo contrario”.
‹Coluche›
Benditos sindicatos que hacen de los dirigentes de la clase obrera en México unos señores todopoderosos, sobre los cuales ningún peso de ninguna ley puede caer sobre ellos, por el contrario, se desempeñan en las Cámaras altas u bajas de los gobiernos, para legislar leyes, mas no para someterse a ellas.
Y para citar solo algunos cuantos, esta Elba Esther Gordillo, quien fue acusada de malversar 200 millones de dólares de los fondos sindicales de los maestros a los que decía defender, para mantener su lujoso estilo de vida, y aunque ya pago con cárcel parte de sus delitos, hoy ya libre vive cómodamente con los millones de dólares sin que nadie la moleste.
Carlos Romero Deschamps, ex líder del sindicato petrolero y Senador de la Republica hasta diciembre del 2018, está acusado de robo de combustible a la paraestatal (huachicol) con 37 averiguaciones previas y tres órdenes de aprehensión que no se han ejecutado por arreglos, (dicen) con el gobierno de la cuarta transformación, y son famosos sus hijos, sobre todo Paulina, que sin ningún pudor exhibe en las redes sociales los lujos que le da su generoso padre.
Napoleón Gómez Urrutia, líder nacional de los trabajadores mineros, fue acusado del desvió de 55 millones de dólares, los cuales les pertenecían a sus mismos agremiados mineros, vivía hasta hace poco más de 4 años en un condominio valuado en un millón 800 mil dólares, en una zona exclusiva de Vancouver Canadá, actualmente es Senador en el gobierno de López Obrador.
Joaquín Gamboa Pascoe fue hasta su muerte en 2016, Secretario General de la CTM, diputado federal en 1961, y Senador en 1976, siempre se caracterizo como un dirigente seco y hermético, sobre todo en lo referente a su ascenso a la dirigencia de la CTM tras la muerte de Leonardo Rodríguez Alcaine, Gamboa Pascoe siempre hizo gala de ostentación, ya que gustaba de casimires finos, camisa de diseñador, zapatos de pieles exóticas, restaurantes caros, autos de lujo, y vivió en una residencia en el Pedregal de San Ángel con Mercedes Benz del año a la puerta, además de lucir humilde reloj de oro amarillo, una joya de fabricación limitada valuado en 70 mil dólares de aquellos años, y en cierta ocasión que un reportero le cuestiono por el exceso de lujos, no queriéndose quedar atrás en cuanto a frases famosas de sus antecesores acuño esta: “A mí nunca me verán de huaraches”.
Desde el inicio del sindicalismo en México con los movimientos de huelga en Cananea Sonora en 1906, el movimiento obrero ha luchado por mejorar las largas jornadas laborales, los sueldos bajos, las prestaciones sociales, y los ascensos escalafonarios, entre otros beneficios que hoy gozan (a veces en exceso) la clase obrera mexicana.
Pero a la par de estos logros, y como si fuese el pago por estos, los sindicalistas han tenido que soportar a lideres que rebasaron la definición de la palabra “corrupción” como los ejemplos que en renglones anteriores escribí, líderes que llegaron y se aferraron al poder como la garrapata al perro, y han sido la causa de la muerte de los ideales de la lucha social, ya que dejaron de servir a los trabajadores para terminar sirviéndose a ellos mismos.
Muchos de estos líderes provienen de familias de clase humilde, y debido a su empoderamiento en la lucha social, se convirtieron en representantes de sus compañeros de trabajo, pero con el tiempo pasaron de ganar sueldos modestos como los de cualquier otro trabajador, para empezar a amasar grandes fortunas y vivir rodeados de suntuosos lujos, producto de sus actos de corrupción, pero también a costa de las cuotas de sus compañeros a los que supuestamente están para defender y no para esquilmar.
¿Pero quien o quienes son los culpables de la corrupción que genero el enriquecimiento de estos líderes? Creo que en principio las mismas leyes, que hasta las nuevas reformas a la ley del trabajo, le habían dado al sindicalismo la autonomía para el manejo de sus finanzas sin rendición de cuentas, pero aun hoy día los mismos trabajadores siguen dándole el poder a sus lideres para disponer y gastar sus recursos de manera indiscriminada, sin poder pedirles les rindan cuentas, por temor a represalias, o que su líder o su camarilla pidan su expulsión del sindicato por “atreverse a cuestionar la honradez sindical”.
La corrupción es la cobija con la que se tapan los miembros que componen el primer circulo de las mesas directivas sindicales que, de ser fieles y solidarios con sus compañeros, terminan siendo cómplices del líder y saqueadores de los dineros que ingresan por cuotas sindicales.
Aunque el nuevo gobierno anuncio su intervención para dignificar el sindicalismo y meter a la cárcel a líderes corruptos, los hechos demuestran todo lo contrario, ya que al inicio de este sexenio sale de la cárcel Elba Esther Gordillo para fundar un efímero partido político, Carlos Romero Deschamps no se le ha tocado ni con el pétalo de una rosa, Napoleón Gómez Urrutia sigue explotando a los trabajadores mineros, y ajeno a las muertes en Pasta de Conchos y Sabinas Coahuila y sigue gozando de fuero por su cargo de Senador, entonces surge la interrogante ¿Casi para finalizar el sexenio, estará realmente preocupado López Obrador por erradicar la corrupción sindical, o su promesa de campaña fue pura llamarada de petate?