Política

Hay un sapo con Américo: parte final

Sin Filtros; por Brenda Ramos

La lucha del gobierno del presidente López Obrador para acabar con la corrupción se ha agudizado en contra de dos grandes elefantes blancos: el INE y el SAT. AMLO considera que representan una amenaza tan grande, que este jueves presentará la iniciativa de la reforma electoral que incluye la creación del INEC y la reducción de gastos a partidos políticos; en cuanto al SAT, el presidente ha reiterado en múltiples ocasiones su postura contra el robo y el saqueo del país, pues dicho órgano eximía de pagar impuestos a las empresas y bancos nacionales e internacionales más importantes que operan en México.

Por lo cual sería irrisorio pensar que después de hacer tanto daño al pueblo, Lorenzo Córdoba el presidente del INE o Raquel Buenrostro Jefa del Servicio de Administración Tributaria pudieran ser invitados a formar parte del gobierno de la cuarta transformación, es más, no creo que ni 100 pesos se les puedan confiar para administrar, puesto que saldríamos debiéndoles 300 de impuestos.

Bien harían los gobernantes emanados de la 4T en seguir el ejemplo de su líder político al alejar todo lo emanado desde estos organismos que han venido saqueando durante décadas nuestro país; todo lo que venga de ellos es sinónimo de corrupción, atraco y fraude.

En Tamaulipas por mencionar un ejemplo, se encuentra la diputada federal por el distrito 4 con cabecera en Matamoros, la licenciada Adriana Lozano Rodriguez, a quien quiero pensar que a falta de cuadros de género femenino se le ha dejado crecer políticamente en MORENA, pero su trayectoria administrativa, así como usos y costumbres se formaron en el SAT.

La diputada busca acomodarse en el gabinete del gobernador electo. Sus raíces la llaman, pues se comenta que tiene en la mira el botín económico más grande de Tamaulipas, habiendo desplazado a quien en múltiples ocasiones se mencionó para estar al frente de Finanzas, a Erasmo González Robledo y que habría logrado esto al infiltrarse al círculo de confianza del Doctor Américo Villarreal a tal grado de traicionar y eliminar a su gran amigo y quien fuera uno de sus protectores con tal de escalar en el poder político.

¿Usted confiaría sus ahorros de toda la vida, para ser administrados por algún exfuncionario del SAT? Yo tampoco, y mucho menos al vislumbrarse que ha dejado atrás a aquel clan que tanto se protegía las espaldas, destruyendo a muchos adversarios a su paso, desplazando a Erasmo Gonzalez de sus aspiraciones de llegar a la tesorería, así como el lo habría hecho con tantos morenistas fundadores, la diferencia es que González Robledo no tenía compromisos con ellos y Adriana González juraba amistad, lealtad y protección a quien fuera la conexión directa con Carmona, porque así le convenía, y ahora al verlo apestado y debilitado, simplemente lo ha hecho a un lado buscando tomar su lugar.

Sin Embargo, Erasmo no habría sido el primero al que ha apuñalado por la espalda. En mi análisis anterior prometí revelar la identidad del sapo que se habría infiltrado en las confianzas del Doctor Américo Villarreal, del cual estuve escribiendo hace casi un mes.

Se dice que Adriana habría buscado la cercanía con el doctor Américo Villarreal, para obtener información y utilizarla como moneda de cambio con grupos de MORENA opuestos al del entonces aspirante a la candidatura y aunque las puertas que tocó en un principio con información en mano la mandaron a volar, no se sabe si fue capaz de seguir adelante con este tipo de ofrecimientos con gente de su mismo partido o con la oposición.

Pero meditando en esta situación, resulta muy extraño que la mayoría de la información que Acción Nacional reventaría de la familia del Doctor Américo y por la cuál, sus hijos tuvieron que esconderse del alcance del cabecismo, fue relacionada con transferencias, depósitos, cuentas de banco, en fin, información financiera que alguien que trabajó en el SAT puede fácilmente conseguir, descifrar y manejar. Tan obvio como que aquel que trabajó en el DIF pudo haber sacado casos de violencia familiar, el que trabajó en obras públicas o en la fiscal habría aventado propiedades desconocidas, etc. etc.

Y aunque exponer una situación de tal gravedad nunca será grato para el interlocutor ni para el receptor, es mejor que salgan y fluyan, pues hay personas a las cuales no se les pueden seguir confiando puestos de tal envergadura, como lo es Adriana Lozano, quien haría bien en concentrarse en su abandonado compromiso como diputada federal y no en buscar administrar las arcas de Tamaulipas.

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