Por :Mauricio Fernández Díaz
Cabeza de Vaca, tercer gobernador tamaulipeco calificado de delincuente
Ciudad Victoria.- A pesar de los talentos y campeones que ha dado Tamaulipas, tiene que sufrir cierto estigma social debido a la presencia de dos males que perjudican su imagen: el crimen organizado y los gobernadores; curiosamente, el delito y la ley, ambos lo avergüenzan.
Por huir del país y cambiar su identidad, Tomás Yarrington no hizo más que llamar la atención hasta que lo capturaron en Italia, acusado de vínculos con grupos criminales. Eugenio Hernández cayó en prisión en 2017 por corrupción, pero después Estados Unidos solicitó su extradición para juzgarlo por peculado. Fueron los primeros gobernadores tamaulipecos con traje de presidio. Inopinadamente, ya habría un tercero en espera.
En 2016, Francisco García Cabeza de Vaca logró la alternancia política por primera vez en Tamaulipas y cifró las esperanzas de un cambio largamente esperado. Pero el reto le quedó grande, y ya cuenta con una orden de aprehensión cuando todavía ejerce el poder. Así de mal avanza hacia el final de su administración. Ese tercer traje de presidiario, aquí mencionado, es para él.
Hoy se deciden dos controversias presentadas por la diputación panista con el fin de proteger al mandatario cuando ellos dominaban la 64 Legislatura: la 50/2021 contra el desafuero aprobado por el Congreso de la Unión, y la 70/2021 y contra la orden de aprehensión solicitada por la FGR y obsequiada por un juez.
Hasta ahora, el equipo legal de Cabeza de Vaca ha logrado dividir la opinión de ciudadanos y expertos en torno a si el Congreso del Tamaulipas le otorgó correctamente la inmunidad al gobernador, a pesar del juicio de procedencia en su contra. No hay consenso al respecto, pues unos afirman que la protección estatal fue válida y otros, que ya perdió el fuero. La Suprema Corte de Justicia dictará este miércoles la sentencia definitiva y acallará la discusión política.
Pero la cuestión candente es la 70/2021. Los ministros analizarán si la orden de aprehensión solicitada por la Fiscalía General de la República respeta la Constitución del país. Cabeza de Vaca tiene un amparo que la frena, ya que un juez federal reconoció la inmunidad de su cargo como gobernador. De no ser por eso, probablemente ya estaría tras las rejas. El reynosense sostiene que el máximo tribunal le daría “una pistola cargada” al gobierno federal morenista si convalidad el juicio de procedencia federal sobre los poderes estatales y su autonomía. Quizás, pero ese es un tema netamente jurídico y reservado a especialistas.
El tema que nos interesa, y del que evita hablar Cabeza de Vaca, son los delitos que la FGR le ha imputado y de los que un juez está convencido y lo ha llamado a responder. Se trata de defraudación fiscal, delincuencia organizada y lavado de dinero.
En lo fundamental, el gobernador panista está derribado; son tres delitos graves, de alto impacto, que no alcanzan el derecho a seguir el juicio en libertad. Además, ya están aceptados en un juzgado por tener elementos probatorios. La balanza de la justica se inclina en contra de Cabeza de Vaca, tenga o no fuero, haya sido correcta o no la sanción de los diputados federales al quitarle la inmunidad.
La sensación de angustia que ha de sentir debe parecerse a la del boxeador que ve cómo su rival, más fuerte, le lanza un puñetazo al rostro, pero él ya no puede levantar los brazos para defenderse.
El paliativo psicológico que lo mantiene semi tranquilo es la denuncia penal que acaba de ratificar su socio panista, Roberto Gil Zuarth, en contra de Santiago Nieto Castillo, por el delito de enriquecimiento ilícito. Nieto Castillo, ex titular de la Unidos de Inteligencia Financiera, es autor de la investigación que descubrió la trama de desvíos del gobernador. Si ha pisar la cárcel, Cabeza de Vaca se contenta, al menos, con ocasionarle lo mismo a su verdugo. Pero esta conjetura es improbable.
Una parte de los problemas del mandatario se decide hoy en la Corte, pero el mayor de todos seguirá intacto. Probablemente no entre en prisión mañana, pero lo hará cualquier día de estos a partir del 1 de octubre.
De ese modo, el estigma de Tamaulipas se mantendrá por más tiempo, el estado con mayor cantidad de gobernadores procesados por delinquir, el estado con problemas de inseguridad. De ese tamaño, también, es la expectativa de la sociedad de tomar el rumbo bueno con la nueva administración estatal. Es un anhelo justo, necesario y urgente que demandan los jóvenes, los niños, las mujeres, los trabajadores y los adultos mayores.
Todo lo que Francisco García Cabeza de Vaca pudo haber hecho, pero desperdició la oportunidad.
