Coahuila: Cansados de recoger a sus mineros muertos
Familiares de los mineros muertos en las minas de Coahuila se quejan de la impunidad de la que gozan funcionarios, dueños y concesionarios de los tajos de la región, muchos de los cuales son clandestinos.
Familiares de los mineros muertos en las minas de Coahuila se quejan de la impunidad de la que gozan funcionarios, dueños y concesionarios de los tajos de la región, muchos de los cuales son clandestinos; no los conocemos, dicen. Lo que sí saben es que no hay paredes en la veta, sino gas, de ahí los numerosos accidentes. Según la organización Familia Pasta de Conchos se acumulan 310 eventos mortales en minas de carbón, en los que se documentan 3 mil 103 muertes de 1883 a 2017.
SABINAS, COAH.- Juanita Arzola tenía cinco meses en marzo de 1969 cuando una explosión en varios pozos de la comunidad de Barroterán acabó con la vida de su padre, el beisbolista de los Diablos Rojos David Arzola Briones. Ha pasado más de medio siglo de aquella tragedia, pero para ella nada cambia, pues la impunidad permite que sigan operando los pozos de los cuales se extrae el carbón.
Hace 16 años su esposo, José Ramón Hernández Ramos, quedó atrapado en la mina Pasta de Conchos y la justicia tampoco ha llegado.
La historia de su familia es el ejemplo de lo que Omar Navarro Ballesteros llama “en la región carbonífera cada pueblo tiene su tragedia”. Desde hace unos años él empezó a documentar los siniestros en la zona de Coahuila donde el 3 de agosto quedaron atrapados 10 mineros y encontró que su abuelo perdió la vida y forma parte de la cadena histórica de siniestros no castigados que representan un modelo de esclavismo que tiene atados a los trabajadores del carbón.
“No se hace justicia por todos los mineros que han fallecido en estas condiciones tan precarias. No es nuevo; en todas las muertes del carbón, jamás se ha llevado a un responsable a la cárcel”.
Para Elvira Martínez Espinoza, viuda de Vladimir Muñoz Delgado –quien quedó sepultado en Pasta de Conchos– la región ya se cansó de estar recogiendo a sus mineros muertos y se niega a seguir normalizando los siniestros porque nadie quiere sancionar una actividad que se realiza sin medidas de seguridad básicas.
La región carbonífera de Coahuila se integra por los municipios de Múzquiz, Sabinas, San Juan de Sabinas, Juárez y Progreso; carece de muchos servicios básicos y ha sido de las zonas con mayor índice de embarazos en adolescentes que deben dejar sus estudios, mientras que los hombres empiezan desde muy jóvenes a extraer carbón y terminan hasta pasados los 60 años, como don Jaime Montelongo, uno de los 10 mineros que quedaron atrapados en el predio de la Compañía Minera Pinabete.
Las estadísticas de la organización Familia Pasta de Conchos acumulan 310 eventos mortales en minas de carbón, en los que se documentan 3 mil 103 muertes desde 1883 a 2017.
El grupo, entre ellas varias viudas, se ha dedicado a investigar y analizar el contexto de los siniestros, muchos de ellos casos similares al que se vive desde el miércoles 3 en la comunidad de Agujita: el patrón registrado en el Seguro Social es uno, el dueño del predio es otro, quien tiene la concesión minera es un tercero y quien firma los contratos con la Comisión Federal de Electricidad (CFE) es diferente a los demás.