Con Urbanidad
Por: Vicente Hernández
“Ante las atrocidades tenemos que tomar partido. El silencio estimula al verdugo”
‹Elie Wiesel›
Haciendo recuento de la semana que termina, fueron otros siete días de violencia, con pérdida de vidas humanas, en un bufete de horror, aderezado con atentados, masacres, secuestros, asaltos fallidos y muertes, amalgamadas dentro de un universo de brutalidad, deshumanización, e intolerancia, con el cual inconscientemente ya nos acostumbramos por su cotidianidad, y perdida ya nuestra capacidad de asombro, entramos a un estado “Zombi”, donde nuestra atención se la damos a un pequeño aparato de forma rectangular llamado Celular, y nos perdemos, nos escapamos, nos sumergimos en el chat cotorro, en los chismes, en los videojuegos, para huir de nuestra realidad que nos hiere, que nos lacera, y de la que ya no queremos saber nada.
La ola de asesinatos que se dejo sentir en los estados de Oaxaca, Jalisco, Michoacán, Chihuahua, Baja California, y otros más, fue realizado por “seres humanos” a los que no se les puede disparar porque tienen derechos, según dictan desde el pulpito mañanero, y hay que dar abrazos, aunque a cambio recibamos balazos.
El atentado perpetrado en contra del escritor Salman Rushdie, autor del libro “Los versos Satánicos” fue a la vez un atentado más en contra de la libertad de expresión universal, y su ataque fue emanado de un acendrado fanatismo político-religioso, promulgado por el líder religioso iraní Ayatollah Jomeini, fundador de la República Islámica de Irán, y líder supremo de este país, quien, en su ciega intolerancia, lanzo una proclama en la que llamaba a todos los musulmanes del mundo a asesinarlo.
No encuentro las palabras, ni las razones para poder explicar como es que este México, con tanta fama de hospitalario, tradicional, y habitado por gente buena, haya llegado a tal grado de descomposición social, que ahora se estén asesinando niños inocentes, a turistas extranjeros y nacionales, que sus carreteras se hayan convertido en pistas de la muerte, un México donde importa mas que el ejercito este construyendo trenes, y aeropuertos, que protegiendo a la ciudadanía contra las cotidianas agresiones del crimen organizado.
Donde quedo el México romántico, con letras de canciones de Lara, Manzanero, Juan Gabriel, que hablan de amor, de respeto, y veneración hacia la mujer, hoy vivimos en el México de la misoginia, donde los feminicidios rebasan día, con día, las estadísticas, donde las mujeres son quemadas vivas con gasolina, donde les arrojan acido sulfúrico sobre sus caras, donde tienen que dar a luz en las puertas, o en los sanitarios de los hospitales por falta de atención, y donde el pago salarial es menor al del varón, por considerarlas inferiores.
Vivimos en un país, donde impunemente se matan a padres jesuitas, sacerdotes católicos, y a líderes cristianos, por venganzas del crimen organizado al negarse a pagar piso en algunos casos, y en otros sin aparente causa justificada, pero cuando el clero reclama, denuncia, y exige justicia, son declarados enemigos del gobierno, neoliberales, conservadores, y contarios a la cuarta transformación.
En lo que va de este gobierno, al menos 58 personas defensoras del medio ambiente han sido asesinadas siendo Oaxaca, Guerrero, Sonora y Morelos, las entidades con el mayor número de agresiones letales en contra de personas defensoras, y con esto se demuestra que México se convierte en el territorio más violento para la defensa del patrimonio natural.
Desde el inicio de este sexenio, se han asesinado a mas de 151 periodistas y defensores de los derechos humanos, según datos hasta el mes de febrero de este año, y la cifra sigue aumentando, así como la impunidad que prevalece en un 90% de los homicidios de periodistas, y en el 99% en los de defensores de derechos humanos, pero el gobierno…tiene otros datos.
Como telón de fondo final, en lo personal lamento el fallecimiento debido a un mal hepático, del gran actor Manuel Ojeda, quien escribió una impecable pagina en el libro de la historia del cine nacional, y aunque es muy larga su trayectoria cinematográfica, lo recuerdo por su papel de Jacinto Chontal, en la película “El infierno de todos tan temido” al lado de Diana Bracho, Ernesto Gómez Cruz, Delia Casanova y Noe Murayama, así como por la película “El hombre de la media luna” descanse en paz este inolvidable actor.