Política

Con Urbanidad
Por: Vicente Hernández

“Un traidor es un hombre que dejo a su partido para inscribirse en otro. Un convertido es un traidor que abandono su partido para inscribirse en el nuestro”
‹Georges Clemenceau›

La frase anterior tiene dos lecturas 1- la del partido que se siente traicionado 2- la del partido que recibe al “convertido” quitándole el estigma de “traidor” y es que, en el ámbito político, las conveniencias en tiempos electorales sobrepasan los umbrales de lo que algunos entendemos como “Ética”.


No trato de entrar a los terrenos de la filosofía, porque el tema que hoy me ocupa es esencialmente político, y como tal debo exponerlo; se trata de la decisión tomada por la Diputada por el Distrito XIX Leticia Vargas Álvarez justo días después de concluir las elecciones del 2021 de abandonar el grupo parlamentario de Morena, quien la cobijo bajo sus siglas para que ocupara una curul en la Cámara Legislativa de Tamaulipas, para sumarse a las filas del Partido Acción Nacional durante la LXV Legislatura local.


Esta acción de “chapulineo” político no es nada nuevo, pues ya nos acostumbramos a este tipo de movimientos en este cada vez más complicado y convulsionado ambiente parlamentario, lo que si me llama la atención es el personaje que estuvo detrás del cambio de camiseta de la hoy “traidora” Lety Vargas.


Su renuncia durante una sesión del Congreso fue todo un espectáculo, entre gritos de ¡¡Vendida, vendida, vendida!! Mientras desde la gayola del congreso los panistas gritaban ¡Llamen a la policía! Y como de película, la policía apareció, desalojando a los rijosos diputados, violando con esta acción la autonomía Legislativa, minutos antes la Diputada expuso como motivos de su separación de Morena el hostigamiento que venia sufriendo de parte del Diputado Federal Erasmo González Robledo, quien supuestamente la amenazo de removerla de su escaño para que este fuera ocupado por su suplente Cinthia Lizabet Jaime Castillo.


Pero ¿Cuál fue realmente la razón de la deserción de Leticia Vargas, que hoy peregrina por el recinto legislativo con una marca escarlata pegada a su ropaje? Aunque ella lo niega, persiste el rumor que el personaje al que hago alusión renglones atrás lo es un importante personaje del PAN, que le propuso una fuerte suma de dinero para cambiarse el uniforme guinda, por el azul panista, ya que en una entrevista que Lety le concedió a un medio informativo, a pregunta expresa sobre si se vendió al PAN, primero lo negó con un notorio tartamudeo, pero al mostrarle un video donde declaraba que si se le ofreció dinero por su cambio, acepto tal ofrecimiento, pero aduciendo no recordar la cantidad de dinero que recibiría por esta, a todas luces traición política.


Su paso por Altamira fue un tanto glamuroso en un principio, por los reflectores que compartió en diversos eventos públicos: inauguraciones, mañaneras, inicios de obra junto al alcalde morenista Armando Martínez Manríquez, quien le dio la importancia que no tenía, ya que la Comisión de deportes de la cual es presidenta, solo podría traer como beneficio a los altamirenses muchos balones de futbol, y bates para el beisbol, ya que en las comisiones “machuchonas” solo participa como vocal.


Al poco tiempo sus seguidores cercanos, así como líderes de colonias populares que le ayudaron a ganar el Distrito Miramar, se decepcionaron de ella, ya que no las recibía en su oficina (que se ubicaba en la planta alta del palacio municipal, de la cual fue desalojada, no por retraso en la renta, sino más bien por traidora) además de no darles nada de lo que les solicitaban, y no arreglarles o canalizar a las dependencias adecuadas sus problemas.


El estigma de traidora, corrupta, vendida, no es nada nuevo, ya que desde el inicio de la LXV Legislatura se le señalaba como tal en los renglones de algunos columnistas, y en las redes sociales, señalada además de supuestamente obedecer órdenes del actual alcalde de ciudad Madero Adrián Oseguera Kernion, quien también ha sido acusado de haber pactado con el gobernador Francisco García Cabeza de Vaca, debido al sospechosismo de que fue uno de los alcaldes de oposición que no recibió hostigamiento ni amenazas de revisión de cuentas, de parte del gobernador.


Y citando al clásico: “Haiga sido, como haiga sido” Leticia Vargas pasara a los anales de la historia política de Tamaulipas, para los morenistas como una traidora, pero para los panistas como una convertida.
Y antes que me conviertan al morenismo o al panismo “Voy por otras y me regreso”

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