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Victoria y Reynosa; Alcaldías sin alcaldes

Por:Mauricio Fernández Díaz

Adversidad agranda a Lalo Gattás y achica a Carlos Peña

Ciudad Victoria.- Ahora que les han girado órdenes de aprehensión, los alcaldes Lalo Gattás y Carlos “Makito” Peña, de Victoria y Reynosa, respectivamente, han enseñado su temple para cumplir sus compromisos con los ciudadanos a pesar de los obstáculos.

Se verifica una vez más la frase célebre “Al hombre se le conoce en la adversidad”, ya que los dos parecían muy seguros de sí mismos cuando recibieron la constancia de ganador, hace exactamente un año. Todo era abrazos y dulces promesas. Hoy, que ni siquiera pueden poner un pie en sus oficinas por el riesgo de ser detenidos, solo uno de los dos ha impulsado mejoras y soluciones a los problemas de su ciudad.

Pero basta de adivinanzas. Lalo y Makito, enfrentando la misma amenaza, son como el día y la noche para sus municipios. El primero, desde su refugio, moviliza diversos trabajos para atender a la gente y mejorar los servicios. El segundo se toma selfies muy feliz e indolente, vegetando lejos de los problemas de Reynosa, como si hubiera olvidado que él es el alcalde. A las pruebas nos remitimos a continuación.

Servicios Públicos de Ciudad Victoria anunció una licitación para la compra de 10 a 15 camiones nuevos recolectores de basura. Tendrán capacidad para movilizar 9 toneladas y ampliarán el parque actual de limpieza, que subirá a 35 unidades. La convocatoria de compra se publicará en una o dos semanas.

Por lo general, los gobiernos municipales que inician suelen adquirir equipamiento mayor en el segundo año de administración, ya que en el primero deben liquidar las deudas heredadas por las autoridades anteriores que, a decir del propio Gattás, alcanzan casi los 400 millones de pesos.

En su primer día como alcalde, Ciudad Victoria semejaba un pueblo abandonado, con montañas de basura en las banquetas, mal olor y moscas. Con la adquisición de los 15 camiones, emprenderá un proyecto de reingeniería para normalizar los recorridos y garantizar la recolección en todas las colonias del municipio.

Otra pesadilla de la capital de Tamaulipas eran sus calles, tan destruidas e impracticables como hoy deben estar las de Ucrania. A los cinco meses de la administración, Lalo emprendió un programa de bacheo con asfalto para remediar los pozos abiertos en las vialidades. Solo en la última semana pavimentaron una superficie de 126 metros cuadrados. En mayo, se corrigieron las calles dañadas de la zona centro, y en las próximas semanas iniciará la licitación para trabajos de concreto hidráulico, con una inversión de 39 millones de pesos.

Por una orden de aprehensión, nacida del rencor y la venganza, Gattás no puede permanecer en el Palacio Municipal, pero no le ha impedido garantizar los servicios a la población e iniciar mejoras a la infraestructura de la ciudad.

De las acciones del alcalde victorense reseñadas aquí dan constancia cientos de fotografías publicadas en la red, y no hemos hecho sino indicar lo evidente. Y así, a distancia, escondido en algún lugar, con la incomodidad de una orden de aprehensión, Lalo ocupa el lugar 13 de los 32 alcaldes mejor evaluados del país, con una aprobación del 50 por ciento, de acuerdo con la encuestadora México Elige.

Y como se pasa del día a la noche, pasamos de Ciudad Victoria a Reynosa, donde tampoco tienen de momento un alcalde de tiempo completo. Carlos Peña, “Makito”, huyó a Estados Unidos para escapar de las ansias de venganza de Francisco García Cabeza de Vaca, cuyo fiscal anticorrupción lo quiere en la cárcel por el supuesto delito enriquecimiento ilícito.

A diferencia de Lalo Gattás, quien se ha retirado de actos públicos por la ejecutoria de aprehensión pero trabaja, ordena y supervisa avances, el hijo de Maki Ortiz le ha pasado factura a los reynosenses de su problema personal y se ha desentendido de ellos.

Aquí, también, basta con las denuncias que los mismos ciudadanos suben a la red para constatar cómo Reynosa, ante la falta de alcalde, va de un lado a otro como gallina sin cabeza. Se sabe que Makito se comunica todos los días con el Tesorero, y del resto de los directores no quiere saber nada. ¿Por qué será?

Personas que pasean por Texas han sorprendido en bares y centros nocturnos a Carlitos Peña en actitud relajada y feliz. Una fotografía publicada hace días en Facebook revela, a media luz, el perfil del alcalde de Reynosa en un antro de moda. Quizás se haya tomado hace tiempo, quizás sea actual, pero de que le gusta beber y gastar, no queda duda.

Mientras él se divierte como junior, los trabajos de reencarpetado en la ciudad se deshacen por la mala calidad y la falta de supervisión. Vayan a ver el hundimiento en el bulevar Morelos, en la colonia Rodríguez, para corroborarlo. El pozo se formó hace un mes y lo denunciaron los vecinos, pero nadie ha ido a repararlo.

Estos desperfectos son incongruentes con las tarifas que propuso el propio Carlos Peña y que el Cabildo le aprobó, de cobrar 96 pesos a cualquier transporte de carga que circule por las avenidas del municipio. Los empresarios se molestaron. Miles de unidades pesadas entran a Reynosa de camino a Estados Unidos y le aseguran fondos al municipio. ¿Por qué falta, entonces, mantenimiento a las vialidades?

Por algo eligiría a Alfonso Peña Rodríguez, secretario de Seguridad Pública, como alcalde suplente. Ellos vigilan también las calles y avenidas.

Hoy, Reynosa es una ciudad cara, sucia, descuidada, de multas elevadas y malos servicios. También hay desabasto de agua y, a veces, hasta de electricidad.

Una de las ciudades más importantes de Tamaulipas, la más grande por el número de habitantes, no merece desfallecer en manos de un funcionario inmaduro, con el síndrome de Peter Pan, esos que no quieren crecer jamás y desean ser chamacos toda la vida, dedicados a jugar y a salir a pasear con mamá.

Lalo Gattás y Carlos Peña son dos alcaldes perseguidos penalmente por razones políticas, pero uno se las ingenia para burlar al adversario, mientras el otro se paraliza de miedo.

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