Staff.- Migrantes que pernoctaban en la Plaza de la República en Reynosa y que fue desalojada hace más de un mes, todavía esperan ser llamados por el gobierno de Estados Unidos para una solicitud de asilo.
Se trata en su mayoría de hombres centroamericanos, quienes llegaron entre mayo del 2021 y marzo del 2022, sin compañía.
En el albergue «Senda de Vida I» de la colonia Aquiles Serdán, a donde fueron trasladados, la comunidad pendiente en cruzar asciende a un promedio de 60 personas.
«La mayoría de los que estábamos en la plaza ya cruzaron, sabemos que primero fueron las familias que traían hijos o bebés, pero a nosotros (que viajan solos), nos dejaron al final, ahorita no sabemos cuánto tiempo más tendremos qué esperar, hay algunos que ya tienen más del año y por supuesto que es algo que desespera», indicó Malvin, migrante de El Salvador.
Mientras la respuesta a su trámite llega, algunos se han anotado como personal de apoyo en las labores de mantenimiento del refugio, en la vigilancia y acomodo de insumos.
Su hogar temporal está conformado por más de mil personas, entre centroamericanos, cubanos y haitianos.
En la Plaza de la República ellos dormían en el piso, con techos improvisados de tela y plásticos que habían acomodado entre el mobiliario urbano, árboles y quiosco.
Carecían de una protección y para alimentarse recurrían a la caridad, pero ahora reciben alimento tres veces al día, además de asesoría legal, un piso y techo firme.
«Todos los días tenemos la esperanza de que nos llamen, que nos digan que vamos a subir al autobús… aquí es fácil desesperarse, pero cuando llegan esos momentos recordamos a nuestra familia, la que dejamos, en mi caso yo tengo una hija por la que tengo que seguir adelante, mi esposa y mi madre en Honduras», comentó el hondureño Jonathan Carmona.
Los 60 migrantes que resisten en esta comunidad desde Reynosa, es apenas un número simbólico al que llegó a registrarse antes del desalojo en la plaza y que sumaba hasta tres mil 500 personas. Autoridades locales, federales y asociaciones civiles se han atribuido la movilización obligada, que ocurrió la primera semana de mayo en la noche sin aviso previo.
«Todo lo que hemos pasado en el viaje para llegar hasta aquí, sus complicaciones, carencias y sufrimiento han valido la pena, porque estamos en búsqueda de una mejor vida, quedamos hombres que dejamos a nuestras familias, que soñamos con abrazarlos, darles estudio y oportunidades», insistió Jonathan.
El tiempo para que el gobierno estadounidense revise la solicitud de asilo y su aprobación es variable, pero estos migrantes alientan la esperanza de obtener una respuesta positiva antes de que concluya este año.
