Atacan los rusos acerera
Las fuerzas rusas lanzaron el martes un asalto a la planta siderúrgica donde se encuentra el último foco de resistencia en Mariúpol, dijeron los defensores, al tiempo que decenas de civiles evacuados del complejo bombardeado el fin de semana llegaron a territorio bajo control ucraniano.
Osnat Lubrani, coordinador humanitario de la ONU para Ucrania, dijo que gracias a la evacuación, «101 mujeres, hombres, niños y personas mayores pudieron salir de los búnkeres debajo de la fábrica Azovstal y ver la luz del día después de dos meses».
Una evacuada dijo que se dormía cada noche con miedo a no volver a despertarse.
«No se imagina lo terrorífico que es estar en el refugio, un sótano húmedo que salta y se remece», dijo Yelena Tsybulchenko al llegar a Zaporiyia, 230 kilómetros (140 millas) al noroeste de Mariúpol, en una caravana de buses y ambulancias.
Para los que quedaron atrás, las noticias eran más sombrías. Comandantes ucranianos dijeron que fuerzas rusas con apoyo de tanques se lanzaron al ataque de la enorme planta, que incluye un laberinto de túneles y búnkeres en un área de más de 11 kilómetros cuadrados (4 millas cuadradas).
No estaba claro cuántos combatientes ucranianos estaban atrincherados en el lugar. Los rusos estimaron la cifra en unos 2.000, de los cuales 500 estaban heridos. Aún permanecían en el sitio algunos cientos de civiles, según la viceprimera ministra ucraniana Iryna Vereshchuk.
«Haremos todo lo posible para rechazar el asalto, pero pedimos medidas urgentes para evacuar a los civiles que permanecen en la planta y retirarlos a salvo», dijo Sviatoslav Palamar, subcomandante del Regimiento Azov, en la app de mensajes Telegram.
Añadió que durante la noche la planta recibió disparos de artillería naval y de aviación. Dos mujeres civiles murieron y 10 civiles resultaron heridos, añadió.
Lubrani expresó la esperanza de que hubiera más evacuaciones, pero dijo que no las habían organizado.
Por otra parte, las tropas rusas cañonearon una planta química en Avdiivka, en el este del país, y al menos 10 personas murieron, dijo el gobernador regional de Donetsk, Pavlo Kyrylenko.
«Los rusos sabían bien dónde apuntar: los trabajadores terminaron su turno y esperaban un bus en la parada para irse a casa», escribió Kyrylenko en Telegram. «Otro crimen cínico de los rusos en nuestra tierra».
Se escucharon explosiones en Leópolis, en el oeste del país, cerca de la frontera con Polonia. Leópolis ha sido un puerto de entrada de armas enviadas por la OTAN. No estaba claro cuál era el blanco. Los trenes que salían de Leópolis dejaron de correr.
En un centro de recepción en Zaporiyia se habían alineado camillas y sillas de ruedas, pequeños zapatos de niños colgaban de un carro de compras y un montón de juguetes esperaba a la primera caravana de civiles, en una evacuación supervisada por Naciones Unidas y Cruz Roja.
Su llegada podría ser un inusual atisbo de buenas noticias tras 10 semanas de una guerra desencadenada por la invasión rusa en Ucrania, en la que han muerto miles de personas, millones se han visto obligadas a abandonar el país y ciudades y pueblos han quedado arrasados. El conflicto ha trastocado el equilibrio de poder en el este de Europa instaurado tras la Guerra Fría.
Más de 100 personas, incluidas ancianas y madres con niños pequeños, salieron durante el fin de semana de entre los escombros de la siderúrgica Azovstal en Mariúpol y subieron a autobuses y ambulancias.
Y dañan escuelas
Acusan a rusos de matar 220 niños
El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenskyy, dijo el lunes que el ejército ruso ha matado al menos a 220 niños ucranianos desde el comienzo de la guerra y que 1 mil 570 centros educativos han resultado dañados o destruidos. También señaló que algunas personas que intentaban huir de los combates tenían miedo a que los llevaran a Rusia o a zonas bajo control ruso.