LA HORA DE TODOS / Víctor Contreras
Historia de una familia enloquecida por la riqueza, el poder y el amor.
LOS
NUEVOS RICOS DE ALTAMIRA,
UNA FAMILIA DE ESCÁNDALO
Los Martínez-Luque, los nuevos ricos de Altamira, llevaban una vida modesta y sencilla. Ahora, no derrochan el dinero, sino que son espléndidos en todo como en casas nuevas, carros últimos modelos, los mejores restaurantes de postín, solo para hacer un favor y apoyar y reanimar la economía popular tan contraída.
Ahora, no se visten, se decoran y con ropa y accesorios de marca.
No hablan con la ciudadanía, le hacen un favor al escucharla.
Se quejan día y noche de que en este pueblo no puede haber sangre azul, porque no hay buena servidumbre.
Y es que “todos quieren ser como nosotros, porque los Martínez –Luque, –dicen a sus más cercanos– fuimos hechos a mano, en una día octavo y año bisiesto, cuando la luna apareció cuadrada por el asombro de vernos y el sol se apagó, porque mi Padre es alcalde por justicia divina, y la madrugada ni si quiera se asomó, porque se sintió menos…”
“La ciudad y sus pobladores deben de estar agradecidos de tenernos como vecinos, porque Dios nos mandó a gobernar y dirigir los destinos de este pueblo atrasado”, dicen los juniors y la hermana del alcaldito en forma despectiva en sus constantes francachelas.
No caminan por las calles destrozadas de Altamira, las bendicen con su andar elevado del suelo. Y las flores les hacen reverencia al verlos pasar.
No hacen escándalos, se divierten. Son ejemplo de vida y de moral pública.
No es que sea soberbio, solo que los demás son gente inferior. No es ególatra, simplemente cree que todo lo merece.
No es corrupto, solo toma dinero prestado y disfruta del tráfico de influencias y las relaciones con el bajo mundo de la delincuencia como Los Carmona, los “Claudios”, los Terán y otros.
Sus malquerientes o detractores, que son casi todos los del pueblo, evitan saludarlo, porque se cuidan del puñal en la espalda o el robo de la cartera.
Y no es que sea traidor, lo que sucede es que no tiene palabra ni cumple compromisos. “Diles a todos que si, después los mandas a freír espárragos”, es su lema de trabajo.
“Pero a cada Judas se le llega su sábado de gloria”, –dicen sus enemigos–, y este pueblo está lleno de Iscariotes.
A seis meses de su administración, la mitad del pueblo le quiere “romper su mandarina”, y la otra, también. Vaya que ha unido a todo el pueblo, pero en su contra.
Su filosofía es: “¡la pobreza nunca se acabará, porque el dinero hace daño a los pobres ¡”
No es ambición desmedida, es un placer orgásmico saber que el presupuesto del pueblo altamirense fue un regalo divino “¡vaya que nos lo merecemos!”, dice recio y quedito en plan de sorna, de burla
Después de aspirar 30 años, “¡ya era justo!, ¿no?”. ¡Qué cinismo!
Es la historia de los nuevos ricos de Altamira. Ya son del Jet Set y con lujos estrafalarios; antes pedían fiado, ahora pagan en efectivo; una familia de escándalo
El nepotismo, el despotismo, el abuso del poder, el saqueo y la corrupción en todo su esplendor, marcará esta administración de Morena, de la 4T en Altamira.
En menos de seis meses, el alcalde Armando Martínez Manríquez y toda su familia se desquiciaron con el poder y el dinero. No llegaron a servir, sino a servirse. A saquear los dineros del pueblo.
Con la ayuda de este tipo de alcalditos, nacidos de la 4T, la derrota de Morena está asegurada.
UNA REMODELACION DE LUJO
Costó más de 2 millones de pesos
Se convirtió en una casa de interés social, pues todo el pueblo está interesado en saber ¿con qué dinero remodeló su casa? ¿Por qué no lo hizo antes?
¿Lo haría con el dinero “sobrante” de algún maletín que le enviaron Los Carmona, y que lo traía Patricio King cada semana desde San Pedro y que no gastó en la campaña?
¿Lo hizo con recursos de dinero fresco y abundante circulante que le aportó su financiero Claudio Castillo, ahora dueño de la Tesorería y la Dirección de Compras del Ayuntamiento?
¿Será acaso que hubo negociación con Juvenal para no auditar la administración de doña Laura Amparan, luego de cinco años en el poder municipal?
¿Son las aportaciones del ahora dueño de la Comapa, Omar Hernández Leinés, famoso por vender videos comprometedores a la “gente bonita y de respeto” del bajo mundo, con la que se relacionó cuando fue funcionario de la administración de Fernando Azcárraga?
Resulta interesante que al mes de ganada la elección para la alcaldía, Armando Martínez, beneficiario de los huachicoleros hermanos Carmona, haya invertido más de 2 millones de pesos en remodelar su casa.
¿No hubiera sido mejor una nueva en un Selecto Fraccionamiento Residencial o comprar un Departamento o casa en Vela Mar, como lo hizo Olga Sosa y Lalo Gattas?
Lo cierto que aquella casa sencilla con una barda de medio metro de altura y barandal, ubicada en la calle Morelos 412 de la zona centro de Altamira, entre las calles Quintero y Juárez, ahora es una señora Residencia con diseño moderno y funcional, con acabados de lujo, material de primera, caro, de lo mejor, y se convirtió en la Residencia del seor alcalde.
Y lo interesante es que a nombre de quien llegaban las facturas, pagadas siempre en efectivo, o quien recibía el material es su yerno, Manuel Vázquez, novio de su única hija. Y la responsable de la remodelación era una Arquitecto de apellido Chávez.
Los expertos en construcción aseguran que la obra tuvo un costo que supera los 2 millones de pesos.
Al final de la casa y colindando al sur con un Hotel de dos pisos y de calidad dos Estrellas, se construyó una Piscina preciosa con temperatura a modo, de 4 por 8 metros, y de un metro y medio de profundidad, hecha con toda la mano. Los expertos afirman que tiene un costo aproximado de 400 mil pesos
Es para disfrutar en familia, sacudirse el estrés e invitar a los amigos, las carnes asadas, ver los partidos de futbol
La bomba y el motor es lo de menos, la mano de obra de excavación, el vaciado de concreto fue lo más caro.
Para evitar las miradas morbosas, de vecinos y clientes del hotel, construyó unas mamparas negras con tela ciclónica de unos 12 metros de altura.
Las paredes y los pisos de los baños, están decorados con mármol y granito de lo más caro.
Las escaleras a la segunda planta, construidas de granito negro y gris, salieron más caras que una casa de Infiernavit.
Toda la señora Residencia tiene aire y calefacción central. El comedor y la sala tienen un plafón de luces, con el lujo que se puede soñar y el piso, de mármol blanco fino y lujoso.
La cocina, moderna, funcional. El piso y el techo de la cochera, ya lo quisiera una familia de medios ingresos.
Esto, sí que es una ofensa, una burla para los ciudadanos. ¿De dónde salió este dinero? Armando Martínez tiene 30 años aspirando a la presidencia y nunca antes había remodelado su casa, hasta ahora. ¿Hay gato encerrado? ¿Cómo explica ese gasto?
Mientras remodelaban su casa, el alcalde recién electo y su esposa Irma Luque se mudaron una residencia en el lujoso Fraccionamiento Residencial “Náutica” colindante con Lagunas de Miralta. No se pudo comprobar si esta casa la compró o solo la rentó.
YO, CLAUDIO.
Claudio Castillo, es un exitoso constructor que tiene su edificio de tres pisos por Colonia “Valle Verde” de este pueblo de llenos de Judas, y en esta ocasión también uno los financiadores de la campaña de Armando Martínez, por lo que maneja a su antojo la Tesorería y Compras. Solo él puedo dar el Visto Bueno, para autorizar compras y pagos a proveedores y se cobra “a lo chino” mensualmente su inversión en la campaña.
La última, el necio del Junior del alcalde, le exigió un Jeep 4×4 de un valor de 1,300.000.00 (un millón 300 mil pesos). Y al alcaldito, se le desvieló su Camioneta AVA, y la compostura de la unidad motriz no le gustó al Edil, por lo que procedió a comprarle una nueva.
¿Cuánto no sería la inversión de Claudio Castillo en la campaña, que el alcalde le entregó las finanzas?.
PD.
Se nos acabó el espacio y mejor mañana les contaré Es la historia de una familia enloquecida por la riqueza y el poder, y la romántica y por demás interesante historia de “Adriano el Tabasqueño y su enamorada Annel”.
Además, la flamante remodelación de la casa del padre de Armando Martínez con recursos del Ayuntamiento.