La Comuna El retorno a la civilidad
José Ángel Solorio Martínez
El acontecimiento denunciado por el alcalde de Victoria, Tamaulipas. Eduardo Gattás, -la agresión a balazos de las oficinas municipales en donde ocasionalmente despacha- es un hecho que no puede pasar inadvertido. No es en si, el atentado contra un servidor público lo que alerta; lo que preocupa es el escenario sociopolítico sobre el cual se desplegaron los hechos: la contienda por la gubernatura del estado.
Es decir: un evento, a todas luces impregnado por los denodados esfuerzos de los principales actores políticos de la entidad por agenciarse el Ejecutivo estatal.
Debe investigarse, a fondo la acción.
La tibieza con que intervino el secretario general de gobierno, Gerardo Peña, no es buen augurio. Las primeras actitudes del alto funcionario estatal, no lo ubican como un elemento imparcial en el escenario electoral regional.
Se vio tan lento, como parcial.
Pareciera, que pretendía hacer pasar al alcalde de acusado a investigado.
La lentitud de Peña, no coincide con lo reprochable de la balacera en las oficinas municipales.
Pensando mal, las balas en las oficinas del Ayuntamiento capitalino, -y las de su alcalde- fueron disparadas horas más tarde de la participación del Jefe edilicio en un mitin de apoyo al candidato de MORENA-PV-PT, Américo Villarreal Anaya.
Pensándolo bien:
¿Por qué dejar que el hecho se agrande dejándolo sin esclarecer?
¿Para qué dar pie a que la lucha electoral se ensucie y enrarezca?
¿Necesitamos violencia en el entorno político-electoral en el estado, aparte de la inestabilidad social que provoca el crimen organizado en la comarca?
¿Sabrá el Secretario General de Gobierno que una de las responsabilidades de su cargo, es mantener las aguas tranquilas en tanto en la entidad se despliega la disputa de los votos ciudadanos?
Las Fiscalías se movieron en concordancia con los planteamientos de Peña. Insultaron la inteligencia de los ciudadanos que interpusieron la denuncia: ofrecieron auxilio psicológico al presidente municipal.
Finalmente, el interlocutor político del Ejecutivo estatal, prometió investigar.
Simpatizantes de la ola azul, cuestionaron a Gattás, sobre todo en redes sociales.
Con razón: se presenta una coyuntura para confrontar a MORENA y sus aliados.
Eso, sólo refleja el humor político sobre el cual cayó la noticia de los plomazos en los espacios municipales.
No debería temerse a una indagación a fondo.
Finalmente, las autoridades tienen la obligación de esclarecer un hecho. Urge que se diga, si hay responsables; apremia, que se conozca, si fue un hecho circunstancial, o un evento planeado para contaminar el proceso electoral que está en marcha.
Por lo pronto, partidos, ciudadanos, y autoridades electorales, deberían salir con sensatez y prudencia, a exigir a los promotores de la violencia, sacar las manos del proceso electoral tamaulipeco.
Es lo menos, que podrían hacer: pedir el retorno de la civilidad…