Política

La Comuna

Los siete enanos del tapanco

José Ángel Solorio Martínez

Si el PRI, tamaulipeco estaba en la lona, junto con sus dirigentes, con la conducta de este martes, se delinearon un perfil que los perseguirá durante toda la campaña, el de actores insensibles que dieron la espalda al pueblo en una coyuntura -electoral- en donde lo malo se agiganta y lo peor se consigna en la mentalidad del electorado.
Edgar Melhem y Alejandra Cárdenas, -diputados tricolores en el Congreso de Tamaulipas- decidieron ir contra las mayorías desangradas por una política impositiva que viene lacerándolas desde hace treinta años.
No es tan complicado inferir: en política, lo que no suena coherente, suena indecente.
¿Melhem y Cárdenas, votaron para establecer el reemplacamiento bajo cobro por razones ideológicas?
No se ve por ningún lado esa posibilidad.
¿Este dueto tricolor, sufragó por el pago de placas para fijar una postura política popular o al menos progresista?
Nadie creería, esa explicación del duo dinámico institucional.
El aún líder del CDE del PRI tamaulipeco, había venido machacando en la inviabilidad de una coalición con el PAN para buscar la gubernatura en el 2022. Ahora, mostró, por qué motivos apuñaló a su militancia y a su electorado.
El riobravense, se hizo bolas con su propia lengua. Por meses, se confrontó con su compañero de partido, Tino Sáenz Cobos porque consideraba desleal su actitud de irse con el precandidato panista en forma tempranera. Hoy, Tino resultó ser una blanca palomita ante la postura política de Edgar que decidió “colgar su zalea, en la sala de las inmundicias humanas”, como refirió Carlos Enrique Cantú Rosas ante la claudicación de correligionarios suyos que regresaron al PRI por pequeños cargos y modestos fajos de billetes.
La dama Cárdenas, no tiene nada que justificar.
Es parte de las élites conservadoras de Tamaulipas.
El dueto congresal priista, se equipara a aquella quintilla de MORENA que decidió rentarse con el PAN para retrasar la anulación del pago nuevo por placas.
Suman ya siete sujetos, de dudosa reputación ético-política.
El electorado, debe tomar nota de esos tropiezos de sus representantes.
Nunca en la historia del Congreso, se habían visto tantas y tan penosas maromas ideológicas y políticas de tanto diputado.
Sería actuar en abierta complicidad, si los partidos y los ciudadanos que los llevaron a la curul, vuelven a darles su apoyo en las próximas elecciones.
Es inaplazable, que el Congreso local, recupere la tan necesaria “H” que le robaron los siete enanos del tapanco…

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