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Cerro del Chiquihuite: resistencia a evacuar y sin “señales de vida” de Paola y sus dos hijos

TLALNEPANTLA, Méx. (apro).- A prácticamente 96 horas de que se registró el derrumbe de rocas en el cerro del Chiquihuite, el 50% de las personas que deben evacuar, se resistían a dejar sus hogares por diversas circunstancias, mientras que Protección Civil del gobierno mexiquense confirmó que hasta la tarde del lunes, aún no lograban detectar «señales de vida» en la zona del derrumbe, donde tres personas siguen desaparecidas.

Pese a ello, aseguró que los equipos «no pararán» la búsqueda de las tres personas que continúan en calidad de desaparecidas, una joven de 22 años, con sus pequeños hijos de 5 y 3 años de edad, quienes habrían quedado sepultados bajo toneladas de rocas y escombros, cuando ocurrió el deslizamiento.

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En la «zona cero» equipos rescate, expertos en desastres, tanto de la Secretaría de la Defensa Nacional como de la Cruz Roja, continúan las labores en turnos de búsqueda de entre una hora y hora y media, y organizados en pequeñas células de ocho personas, más una experta en «seguridad» que se encarga de cuidarlos y alertar cualquier movimiento en la ladera o en el derrumbe que pudiera ponerlos en riesgo.

En las inmediaciones, a escasos metros, familiares de los desaparecidos se mantienen a la expectativa de las labores.

Jorge Armando Mendoza, de 24 años, padre de Dylan y Mia, y esposo de Paola, señaló que solo espera que se los entreguen, al igual que la señora Gabriela Robles, la abuela materna, quien se ha mantenido también en el sitio pese al frío, la amenaza de lluvias y la esperanzas que conforme transcurren las horas parecen flaquear.

El coordinador general de Protección Civil del gobierno mexiquense, Samuel Gutiérrez Macías, confirmó por la tarde, que los protocolos internacionales, marcan un límite de 72 horas para las expectativas del rescate con vida de personas en derrumbes, y ya van para las cien, pero aseguró que no dejarán de buscar hasta que los ingenieros que colaboran con el «mando de control» señalen algún posible riesgo para continuar haciéndolo.

Dijo que en la zona ya han distribuido alrededor de 60 toneladas de distintos materiales para «estabilizar» la ladera y la zona de desastre, lo cual es una prioridad en estos momentos, a fin de que el personal de rescate tenga condiciones seguras para continuar con la búsqueda de vida.

Resistencias al desalojo

El coordinador de Protección Civil del gobierno mexiquense indicó que cerca del 50% de las casas que se marcaron dentro de un polígono de seguridad de 200 metros a la redonda de la zona de desastre, ya desalojaron, pero falta la otra mitad, mientras que en los cuatro albergues instalados, solo se encuentran 76 personas.

Aunque el domingo el subsecretario general de gobierno indicó que se trataba de 126 viviendas para ser evacuadas, ahora el coordinador de Protección Civil dijo que en realidad son 136 y la mitad debe evacuar para que la zona y las labores de rescate continúen con mayor seguridad para todos.

También en las inmediaciones de la calle Chimalhuacán, donde se ubica la zona cero, vecinos permanecían cerca de sus viviendas a la espera de que se les autorice el ingreso para rescatar a sus mascotas, sacar documentos personales y ropa.

También algunos temen a la rapiña, sin embargo para ingresar al lugar, hay diversos filtros de personal del Ejército, Protección Civil y la Guardia Nacional, además de seguridad pública, que mantienen un estricto control en la movilidad de personas.

La familia Capistran Franco, por ejemplo, que habita justo en la vivienda donde las enormes rocas que se desprendieron de la cima del Chiquihuite se detuvieron, llevaban horas esperando se les permitiera el acceso para sacar a dos perritos que no han alimentado desde el viernes, además de ropa y artículos personales.

Otras personas, como Fredy Sánchez, aseguraron que no tienen «certezas» sobre el futuro inmediato ni tampoco respuestas claras por parte del gobierno del Estado de México, en el sentido de cuánto tiempo deberán abandonar sus hogares o si tendrán que ser reubicados de forma permanente, por lo que también se resisten a evacuar, mientras no encuentren «respuestas».

Explicó que al igual que él otros cerca de 40 vecinos, de igual número de viviendas, se mantenían con la incertidumbre sobre la conveniencia de dejar o no sus hogares.

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