por:Alfredo Pacheco Ramirez/Centro de Poder
Héctor Garza, alias “El guasón”, es un caduco político tamaulipeco que intenta regresar de entre los muertos para intentar perseguir lo que en 2016 perdió miserablemente.
Si retrocedemos en el tiempo, regresaremos a las elecciones del año 2016 en donde se jugó la gubernatura entre los candidatos del PAN y el PRI ya que el candidato de morena obtuvo tan pocos votos que ni siquiera fue considerado como un contrincante más. Este candidato era nadie mas que Héctor Garza, quien, gracias a su deslucida campaña, su pésimo carácter y su poco carisma le valieron solo para obtener la raquítica cantidad de 32,183 votos cuando el candidato de Movimiento Ciudadano en ese momento, Gustavo Cárdenas, un desconocido igual que el, casi triplicó la cantidad de votos del candidato de morena con 84,736 votos.
Si bien el presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador en dos ocasiones que participó como candidato a la presidencia no logró hacerse con el puesto, este siempre figuró como virtual ganador y no como un cuarto lugar como Héctor Garza quien no estuvo ni siquiera cerca de alcanzar la victoria.
¿Será acaso que Héctor Garza no se da cuenta de que su presencia no logra conectar con la sociedad? Que su personalidad prepotente y altanera no es algo que los tamaulipecos quieran ver en el candidato que represente a la primera fuerza política del país y que su oportunidad para convertirse en el primer gobernador de Tamaulipas emanado de morena ya pasó y no volverá.
Si bien la ola de morena es una corriente fuerte, esta no es garantía de una victoria y lo podemos apreciar en los resultados de las elecciones de 2021, donde de 43 alcaldías morena únicamente logró hacerse con 9 y en el congreso local morena no logró revertir los efectos de la elección de 2019 donde el PAN se hizo con 21 de 22 distritos y que le dio al partido azul mayoría calificada en el congreso por casi 2 años, en esta ocasión morena les arrebató 16 de 22, que siendo un avance importante no se acerca a la mayoría calificada. Con esto como referencia nos queda claro que poner a cualquier candidato significaría arriesgarse a perder la gubernatura y padecer seis años más de panismo.
Héctor Garza carga consigo la derrota del año 2016, antes del año 2016 no tiene ningún logro significativo que lo respalde, y después de las elecciones del año 2016 tampoco se le ha visto hacer nada relevante.
¿A santo de qué Héctor Garza merecería ser considerado para 2022?
