Primero de agosto: Ni perdón, ni olvido
Beto Arredondo
Es la mañana del 1 de octubre del 2017, miles de ciudadanos se vuelcan a las urnas en una metrópolis económica ibérica de nombre Cataluña, más relacionada con Francia que con la nación de la cual se quieren independizar: España.
La pregunta es simple: ¿Quiere que Cataluña sea un estado independiente en forma de república? Ya antes de las votaciones se sabía que la respuesta era más que evidente: sí, incluso aún y conociendo el deseo popular, la jornada electoral se consumó. Con un 90.18 % de la preferencia del pueblo ganó el sí, mientras que el 7.83% dijo que no, lo restante fueron puñados de papeletas en blanco.
Así como este ejemplo existen múltiples en el resto del planeta donde los gobiernos suelen preguntarle cuestiones a los ciudadanos, como esos que suelen hacer los ingleses, quienes piden su opinión a su población si se quieren salir de la Unión Europea como ocurrió en el 2016 o si están de acuerdo en prohibir que los autos se estacionen sobre las banquetas tal y como sucedió el año pasado.
A estos hechos se les llaman referéndum o plebiscitos, nosotros no los conocíamos, se nos han presentado con un nombre no tan aburguesado, pero más familiar: consulta popular. Que no es más que un ejercicio democrático donde el poder en turno pregunta y los ciudadanos responden por más triviales que puedan parecer las preguntas.
Pero en los últimos meses ¡Qué sorpresa nos hemos llevado en este país! donde los poderes que se decían emanados del pueblo tenían la exótica costumbre inquisidora de no preguntar nada e imponerlo todo. Ahora resulta, que quienes se autonombran demócratas gritan como pregoneros que no tiene sentido alguno preguntar lo que es obvio, afirman que la justicia no se pregunta; se ejerce, de ser correcta su afirmación
¿Por qué Francisco “N” sigue libre? ¿Qué poderes por encima de la constitución posee que lo hacen inmune a la justicia hasta el día de hoy? ¿No se dan cuenta que, en éste, el país del FOBAPROA donde se salva de la quiebra a los más ricos empresarios con capital público, en la tierra de la guardería ABC, la represión policial y asesinatos de San Salvador de Atenco, Tlataya, Ayotzinapa, la guerra contra el narco hecha por el narco Estado, no perciben que aquí la justicia es selectiva?
Es casi fosforescente notar como el poder encargado de impartir justicia también se encarga de proteger a la clase política más deleznable que ha padecido este país, para decirlo más claro: hay jueces, magistrados e incluso ministros y exministros que salvaguardan la espantosa impunidad en la que todavía vivimos, no solo eso, sino que amparan y asesoran legalmente a la cúpula política más enviciada y pútrida que ha existido, lo hacen encontrando pasadizos y callejuelas entre las leyes, o más descaradamente dependiendo los personajes. Esto ya no puede continuar así, desde antes de obtener la presidencia, Andrés Manuel ya había manifestado su predilección por someter a consulta diferentes aspectos de la vida nacional, pero en esta ocasión el destinatario del mensaje no es exclusivo para las figuras presidenciales o actores políticos del pasado, sino que también llega hasta las dependencias encargadas de la impartición de justicia en nuestro país, ya no vamos a tolerar más impunidad, ya no vamos a permitir que defiendan a quienes han lastimado y lacerado nuestro país.
El doctor Santiago Nieto Castillo, una de las figuras más emblemáticas que tiene la cruzada contra la corrupción, se ha manifestado al respecto diciendo:
“Muchos de los delitos que hubieran cometido los expresidentes se encuentran prescrito. Por ello, la consulta busca establecer los hechos del pasado. Un mandato claro para una «Comisión de la verdad» en temas de corrupción en México”. No se trata únicamente de determinar si la consulta es vinculante o no, se trata de algo todavía más profundo: visibilizar las voces de los que históricamente han sido oprimidos por un sistema político que ha construido un México que no está hecho a la medida de todos, sino de unos cuantos.
Esta afirmación explica el porqué se han sumado familiares de las víctimas de Ayotzinapa, la guardería ABC, de desaparecidos, organizaciones civiles y de resistencia como el EZLN, además de gran parte de la población en general. Se trata de organizar al pueblo, agitar las conciencias de cara a un acontecimiento histórico sin precedentes en nuestra incipiente democracia.
El panorama no es fácil, la Ley Federal de Consulta Popular pone la meta de reunir el 40% del padrón electoral, pero ante esa adversidad, ya existen millones de mexicanas y mexicanos organizados en el deseo de justicia y el establecimiento de garantías de la no repetición de los crímenes cometidos.
HAY QUIENES piensan que LA LEY NO SE CONSULTA, sino que se ejerce; recojo sus sentimientos e incluso los comparto. En la investigación científica para la comprensión y transformación de una problemática, se debe de partir de la realidad del fenómeno en cuestión, no de lo deseable. Quisiéramos tener ese sistema de impartición de justicia que tanto necesitamos, lo deseo, pero la realidad es otra. El próximo 1 de agosto el pueblo saldrá pacífica y democráticamente a las urnas para dar un mensaje: Ni perdón, ni olvido.
Vox populi, vox Dei… La voz del pueblo, es la voz de Dios.
*El autor es docente en Ciencias Sociales, Educación Básica y Media Superior. Doctorante en Políticas Educativas.