PASADIZO SECRETO

Miguel Rodríguez Sosa21 Agosto, 2020

Los ciudadanos de la década de los setenta hasta los noventa fueron testigos de un partido político aguerrido, creíble, sí, aquél que a través de sus militantes reflejaban esperanzas al menos de un mejor gobierno municipal; triste es reconocer que hoy tan sólo quedan de ese PAN local, vestigios de una honorabilidad perdida.

Cabe recordar que por esas épocas la mayoría de la fuerza laboral, trabajadora estaba sometida a lo que dictara el partido oficial llamado PRI, por lo mismo, difícil era para muchos no comulgar con sus políticas, teniéndose que rendir ante esas miles de maneras de manipular a las masas ciudadanas para lograr sus objetivos.

Sin embargo, esos que no dependían en ningún aspecto del PRI, eran los menos que acudían buscando para ellos esa justicia política, esas otras maneras de sentirse gobernados, liberados del yugo priista.

El Partido Acción Nacional local, era ese instituto político que acogía a unos cuantos, a esos que no teniendo más opciones creíbles, se afiliaban o lo aceptaban como su estandarte, para juntos darle esa nueva dirección a Nuevo Laredo.

Cierto es que el PAN local nunca fue numeroso de afiliados, de militantes sinceros, de tener o presumir estructuras firmes y sólidas, de contar con espectaculares oficinas para impresionar, externar esa fortaleza política.

Lo destacable, que por siempre eran los mismos elementos, esos que día a día y a través de los distintos medios de comunicación de esos tiempos, en plena calle o plantándose a las afueras de los edificios municipales, demostraban abiertamente sus inconformidades, esas continuas arbitrariedades que se cometían en contra del propio pueblo.

Por supuesto que la gente de Nuevo Laredo creía en el PAN local, apoyaba lo que éstos decían, pero sabido es que no se podía gritar esa alegría, o demostrar esa afinidad política, máxime si se era obrero, trabajador sindicalizado, empresario, próspero comerciante so pena de recibir y de inmediato del sindicato dominante represalias.

Saber, que en épocas de elecciones muchos ciudadanos votaban por el PAN, pero curiosa o ciertamente que lo votos no alcanzaban a cubrir esa mayoría para ayudarlos a ganar, todo debido a ese control ciudadano a manos del PRI.

Esos iniciales jóvenes entusiastas panistas de Nuevo Laredo, con el tiempo fueron convirtiéndose en esos personajes adultos con mayor experiencia, la permanencia dentro de esas lides políticas sujetándose a sus ideales, daban forma, bienvenida a un PAN más fortalecido.

En consecuencia, poco a poco la gente trabajadora bajo estas nuevas impresiones políticas, y al sentir ese hartazgo, lograba ese ya necesario despertar, logrando y por primera vez enfrentar sus temores, dejar a un lado sus miedos, acrecentando su decisión la militancia panista.

Desafortunadamente para Nuevo Laredo tarde llegó esa decisión, el Partido Acción Nacional y al ser aquellos militantes de tajo desplazados, triste es reconocer que lo que desde hace muchos años éstos sembraron, sus nuevos dirigentes más que “cosechar” sus ideales, les “prendieron” fuego.

Quizás sea por eso mismo que actualmente la ciudadanía de Nuevo Laredo esté confundida, al ver cómo un partido político llamado PAN, sí ese “bueno” que por décadas se enfrentaba al “mal”, esté tomando al igual que sus rivales exactamente la misma “vereda” en la que ellos andaban.

Verlos hoy trepados, tomados todos juntos de la mano en esa “carreta” de la indiferencia y olvido para con su gente, para con su pueblo, arrojando hacia los lados, hacia esos áridos campos que así han mantenido, tan sólo simulación, tan sólo esperanzas de una ciudad mejor.

Constatar, que esta nueva generación de panistas locales, al tomar el poder municipal, las riendas del partido, cierto es que no se aliaron con su pueblo, al ver, que increíblemente tan sólo le abrieron las puertas a los que por años fueron sus políticos rivales.

Quizás sea un orgullo para estos actuales dirigentes del PAN, el ver lo que han logrado, lo que sus antecesores nunca pudieron, como son esas actuales ostentosas y herméticas oficinas panistas, lograr poseer esos cargos públicos, alcaldías, pero lástima da, que esa desmedida soberbia no les permita asimilar que poco a poco, han dejado atrás esa humildad, esa sinceridad y honestidad para con su pueblo.

Saber que hoy les preocupa más qué cargo sigue por “ganar”, con quién se van a aliar, o de qué manera actuar para conservar ese liderazgo político, a quién van a abrazar, saludar, “invitar” aun fuera de otra ideología política para “amarrar” juntos ese deseado triunfo, sin importar a su pueblo con esos actos traicionar.

El ciudadano común de Nuevo Laredo, ese de los años setenta, ochenta, noventa con amplia seguridad que nunca imaginó que ese partido político llamado PAN, incrustara entre sus filas a sus más férreos enemigos, partido que hoy y por lo mismo se jacte de ser el mejor.

Los antiguos militantes panistas, sus hijos, hijas, sus esposas, sí esos que diariamente se desvelaban, que se irritaban de cómo era la política en Nuevo Laredo, seguramente que desde este “cambio” no han podido conciliar el sueño.

Muchos empresarios, comerciantes, gente de dinero que aportaba al panismo local, con alta probabilidad que fueron los primeros que pusieron el “grito” en el cielo al ver cómo se estaba manejando el PAN local, que sus esfuerzos por apoyar económica o moralmente esa idea política, su esfuerzo se haya ido y de golpe por la “coladera” del olvido y la traición.

Por esto mismo, por esa dirección que tomó dicho partido, por esas actitudes arrogantes con tintes de desprecio para sus antiguos militantes al nada reconocerles, por esa mala jugada para con sus colaboradores, por esas decisiones de obrar cosas o proyectos con tintes de favoritismos sin consulta alguna y ante el hartazgo del pueblo, quizás algún día se les esté viendo por igual “arropándose” en otras ideologías políticas, al ser despedidos irónicamente por aquellos mismos a los que en su momento les permitieron alojarse en su partido.