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Covid mata a activistas oaxaqueños

Los de abajo

Gloria Muñoz RamírezL

a pandemia va cobrando vidas en todos los ámbitos y el de los luchadores sociales y defensores del territorio no es la excepción. Tan sólo de la Unión de Comunidades Indígenas de la Zona Norte del Istmo (Ucizoni), organización que agrupa a comunidades y colonias mixes, zapotecas, zoques, chinantecas, barreñas, mixtecas y mestizas de nueve municipios de Oaxaca –han fallecido– el zoque Félix Zárate, delegado en Santa María Chimalapa; Rodrigo Cruz Francisco, mixe delegado del barrio de San Antonio Guichicovi; y el zoque Miguel Baltasar Ordaz, delegado en El Bajío Petapa, todos luchadores de larga trayectoria.

El problema es que, como en otras regiones, aún no está claro si los mató el virus o la falta de atención médica. O las dos cosas. Miguel, por ejemplo, poco antes de morir relató que en el hospital al que llegó (clínica del Issste), no había suficiente personal médico ni de enfermería, la ambulancia estaba descompuesta y ni la autoclave para esterilizar materiales funcionaba. Es tal la emergencia, que Ucizoni ha solicitado en reiteradas ocasiones (desde antes de que empezaran a morir sus delegados), la instalación de un hospital Covid, dotación de medicamentes y capacitación del personal.

En la reciente visita presidencial al Istmo de Tehuantepec, la Ucizoni (organización que se ha posicionado claramente en contra del proyecto del Corredor Interoceánico), reiteró su exigencia de atención. No contamos con ambulancias equipadas para trasladar a los pacientes y en los últimos 10 días la propagación del coronavirus en esta región adquirió un ritmo acelerado, ya que son cientos de enfermos y las clínicas y las unidades médicas rurales del sistema IMSS-Bienestar no cuentan con medicamentos ni personal, advirtieron en un comunicado.

Urge ya una respuesta seria, basta de ahorrar a costa de la vida de la gente indígena del Istmo, exigió la Ucizoni, e insistió en que las cifras oficiales no coinciden con la realidad de las comunidades en las que los muertos no cuentan porque están falleciendo en sus casas.

(Con un fuerte abrazo a Trini y Nacho, luchadores de Atenco que se recuperan lentamente de la enfermedad).

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