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Si para corregir necesita humillar, no sabe enseñar

JORGE REYNOSO M.

Un anciano profesor coincide con un joven quien le pregunta: “¿Se acuerda de mí?” A lo que el profesor responde: “NO”. Entonces el joven le dice que fue su alumno. Y el profesor le cuestiona: “¿Qué estás haciendo, a qué te dedicas?” El joven comenta: “Bueno, me convertí en profesor”. “Ah, qué bueno, ¿cómo YO?”, le dijo el anciano. “Sí. De hecho, lo hice porque usted me inspiró a ser como usted”. El anciano –curioso- pregunta al joven qué momento fue el que lo inspiró a ser profesor. El joven cuenta la siguiente historia: Un día, un amigo también estudiante, llegó a clases con un nuevo y hermoso reloj, y decidí que lo quería para mí, lo saqué de su bolsillo y lo robé. Poco después, mi amigo notó que había desaparecido su reloj y de inmediato se quejó con el profesor, que era usted. Usted se dirigió al grupo: “El reloj de su compañero ha sido robado durante la clase; el que lo robó, por favor regréselo”. Luego usted cerró la puerta y nos dijo a todos que nos pusiéramos de pie, que iría uno por uno buscando en nuestros bolsillos hasta encontrarlo. Ordenó que cerráramos los ojos, que lo buscaría solo si todos teníamos los ojos cerrados. Así lo hicimos, y usted buscó el reloj en los bolsillos de cada uno de nosotros, y cuando llegó al mío, lo encontró, lo tomó pero continuó buscando en los bolsillos de todos, cuando terminó, dijo: “Abran los ojos. Ya tenemos el reloj”. “Usted no me dijo nada, y nunca mencionó nada. Tampoco dijo nunca quién lo había robado. Ese día, usted salvó mi dignidad para siempre. Fue el día más vergonzoso de mi vida. Pero también fue el día que mi dignidad se salvó de no convertirme en ladrón. “Nunca me dijo nada, y aunque no me regañó ni me llamó para darme una lección de moral, yo recibí el mensaje claramente. Gracias a usted entendí que eso es lo que debe hacer un verdadero educador. “¿Se acuerda de ese episodio, profesor?” El profesor dijo: “recuerdo el caso del reloj robado, que busqué en todos, pero no te recordaba, ¡Porque yo también cerré los ojos mientras buscaba!” Eso es la esencia de la docencia. Si para corregir necesita humillar, entonces no sabe enseñar. Anónimo. https://www.milenio.com/opinion/jorge-reynoso/cosmovision/si-para-corregir-necesita-humillar-no-sabe-ensenar

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