Ineptitud de Ivette.
OBSERVANDO
Por José de la Paz Bermúdez Valdés
• Incomprensión.
• Ineptitud de Ivette.
• Observado.
• Incomprensión.
Al observar diversas acciones de la alcaldesa de Matamoros, Tamaulipas, cada vez estoy más convencido que su arribo al poder fue producto de una negociación política a nivel nacional y que dicho arreglo, a la primera que sorprendió fue a quien hoy se desempeña como presidente municipal, de este hermoso municipio tamaulipeco.
Al través de los años he podido confirmar algunas tesis que sobre el acontecer político se presentan y desechar otras en función de su clara demostración de inexactitudes o inoperancia.
En carne propia he vivido algunas de ellas, las que me han permitido acrecentar mi convicción de que la política en sí no es mala ni perversa como algunas personas intentan hacernos creer.
La política como ciencia es la expresión del arte de gobernar, como tal no puede contener acciones negativas y mucho menos perversas.
Por el contrario como ciencia de lo posible es una clara demostración del cambio que los seres humanos solemos experimentar al través de su práctica y del ejercicio del poder público.
Lo anterior tiene como introducción a la enorme incomprensión que siento al no entender algunas de las cuestiones que están pasando en el municipio que me vio nacer, y del que siempre he tenido la mejor opinión de sus hombres y sus mujeres.
Intentaré explicarme. No entiendo cómo es posible que alguien que recorrió las colonias populares, las rancherías, los ejidos, las casas de las familias que habitan Matamoros, solicitando el voto, es decir una oportunidad para regir los destinos de este municipio hoy presa del temor se haga acompañar de un puñado de elementos de la Marina Nacional.
No comprendo cómo Norma Leticia Salazar Vázquez, que nació y creció en Matamoros, que ha vivido toda su vida sin necesidad que nadie la acompañe por su transitar de la ciudad, o las brechas y caminos del municipio, hoy ofenda a la ciudadanía con la presencia de las fuerzas castrenses, que lejos de protegerla de nadie, atemorizan a las mujeres y hombres humildes que dejan de saludarle por el temor a una agresión genízara.
Hace algunos años al igual que ella en compañía del inolvidable Jorge Cárdenas González recorrí el municipio, ranchos, ejidos, colonias, barrios, fui a casas y comercios y a muchos hogares en dónde disfruté del calor humano de los matamorenses.
El voto mayoritario nos llevó a Jorge a la presidencia municipal y al que esto escribe al congreso local. Al triunfo electoral le siguió el trabajo en favor de nuestros representados. Jamás necesitamos policías, guarda espaldas, guaruras, mucho menos militares para que nos custodiaran. No sabíamos queridos por el pueblo.
Terminamos nuestros mandatos y seguimos transitando por las calles, las brechas, los caminos del municipio sin necesidad de protección alguna. Siempre fuimos respetados, atendidos y jamás, fuimos agredidos por nadie.
Hoy no entiendo, porque Norma Leticia Salazar Vázquez tiene que refugiarse en el respaldo de los militares. ¿El pueblo no la quiere?
¿Tiene el temor de una agresión popular? O ¿Ha perdido la noción de la realidad?
Sólo los dictadores, lo usurpadores del poder se escudan en las fuerzas castrenses. Los hombres y las mujeres de bien, transitan por los cargos públicos con la frente en alto, con la mirada serena y disfrutan del cariño del pueblo.
¿Sabe la alcaldesa que no triunfó en las elecciones y que sus padrinos políticos hábilmente negociaron su presencia en el cargo?
Porque, si el pueblo votó por ella, si el pueblo la apoya, si el pueblo la quiere ¿Por qué ofenderlo escudándose en las bayonetas?
Independientemente del feo espectáculo que ofrece desplazarse custodiada por lo elementos de la Marina Nacional, el alto costo que implica su presencia como guaruras.
Según informaciones ofrecidas al que esto escribe se paga por parte del pueblo de Matamoros $ 1000.00 (Un mil pesos diarios, por cada elemento de Marina que constituye dicha escolta. Son 50 elementos que tiene a su disposición. Entonces son 50 mil pesos diarios los que se pagan por los servicios prestados por dicha Secretaría. Si elevamos esa cantidad al mes entonces el ayuntamiento de Matamoros, gasta 1 millón 500 mil pesos mensuales en un servicio de supuesta protección que se paga a la Secretaría de Marina.
Entonces se pregunta uno ¿Se despidió de la presidencia municipal a 200 personas, que presuntamente le costaban al erario público municipal 2 millones de pesos mensuales? Es decir se dejó sin trabajo a 200 jefes de familia por pagar militares para custodiara a la alcaldesa. ¿A eso le llama buena administración?
Que eran militantes del PRI. Sí. Pero son seres humanos. ¿Y los militares a qué partido pertenecen? Porque ellos hoy protegen a quien está al frente del ayuntamiento y mañana protegerán a quien la sustituya, sin importar el partido a que pertenezca. ¿Es delito pertenecer a un partido político? ¿Debe quedarse alguien sin trabajo por pertenecer a un partido político?
Por ello al iniciar este artículo señalo que no comprendo ese proceder.
Porque, sin pretender juzgar si sus gobiernos municipales fueron buenos o fueron malos, es importante señalar que a lo largo del tiempo he visto como Sergio Martínez Calderoni, Antonio Cavazos Garza, Jesús Roberto Guerra Velasco, Homar Zamorano Ayala o Mario Zolezzi García transitan por las calles de Matamoros sin escolta de ninguna naturaleza, no temen ninguna agresión del pueblo, ese pueblo que un día les otorgó su voto para ocupar el cargo de presidente municipal.
¿Por qué Norma Leticia Salazar Vázquez si debe temer una agresión del pueblo que votó por ella? O ¿Está consciente que no votaron por ella?
Realmente no comprendo.
• Ineptitud de Ivette.
En distintas ocasiones lo he manifestado en este espacio que quizás la penuria económica por la que atraviesa Carlos Alberto García González sea la principal razón para que haya colocado a su esposa Ivette Bermea Vázquez en la secretaría de educación, cultura y deporte del municipio de Matamoros.
Porque la pobre mujer, no sabe de educación absolutamente nada. Sólo un ejemplo de muestra. Aunque nos faltarían ojales para la exhibición.
Recientemente la alcaldesa declaró que en su reciente estancia en la ciudad de México, gestionó la apertura de un Centro de Bachillerato Tecnológico de Estudios del Mar (CEBTEM) para este municipio.
Cualquiera con un nivel intelectual normal, de inmediato entiende que si dicho centro educativo habrá de producir los jóvenes técnicos en las cuestiones del mar, éste deberá ubicarse en las proximidades del mar.
¡Sorpresa! Cómo la titular de SECUDE municipal ni siquiera sabe dónde queda el mar, recomendó a la alcaldesa la donación del predio donde se construirá dicha institución, en el ejido El Juanillo.
Dicha comunidad ejidal está al poniente de la ciudad, es decir en extremo opuesto al mar. Quizás, y sólo quizás la secretaria de SECUDE piense que como algunas tierras de dicho ejido son arenosas, fácilmente podrán darles clases a los jóvenes en esas tierras, que tiene similitud con el mar.
Un verdadero educador, o sea alguien que sabe de educación hubiera exigido que dicha institución se construyera con rumbo al mar, para que se realizaran las prácticas relativas a los laboratorios marinos.
Pero no Ivette conoce el puerto de Brownsville, no el de Matamoros.
Y ni para que hablarle de cultura o de deporte, porque es capaz de confundir una pelota con un balón.
• Observado.
Las juntas de Consejo de Administración de la Junta de Aguas y Drenaje de Matamoros deben ser públicas, es decir todo ciudadano interesado en la administración de sus bienes puede presenciar el desarrollo de éstas.
De hecho todas las administraciones municipales anteriores a la actual han cumplido con esta disposición. Sin embargo la actual, en forma vergonzosa se ha escudado en la opacidad, protegida por los elementos de la Marina Nacional, que realizando funciones de guaruras impiden la presencia ciudadana en dichas reuniones.
Hay oprobio en el cuerpo militar. Su calidad de entidad al servicio del pueblo se ve disminuida cuando realiza funciones represoras y denigra lo que debería ser el uniforme de la dignidad nacional.
Y la actual administración municipal se llena de indignidad cuando al amparo de la fuerza castrense conculca las garantías ciudadanas.
¿Qué oculta la alcaldesa que recurre a la opacidad?