Columnas

La AMLObsesión

VÍCTOR HUGO DURÁN

Cada inicio de año representa una oportunidad para cambiar, dejar de lado lo negativo de un año atrás y hacer las cosas para bien en los siguientes meses. Eso se denomina propósitos, sin embargo, en el tema político muchos no tienen el ánimo de ver el futuro, sino perpetuarse en el pasado. Resulta que nuestro país el tema de conversación pasa cada día por un solo personaje.

La forma monstruosa como Andrés Manuel López Obrador acapara el reflector, obliga a la ciudadanía a dar su impresión de sus decisiones políticas, sus discursos y sus acciones, sea para bien o para mal.

Ese ambiente polarizado nos sigue invadiendo para el 2020. Por un lado, la efervescente fanaticada persiste en la defensa de la 4T, en un país cuya herencia maldita es la corrupción, el daño causado por el PRI y el PAN, en quitar poco a poco las secuelas del neoliberalismo y apuntalar al país hacia una nueva visión.

Pero igual o hasta peor está la enfermiza oposición. Cualquier movimiento o palabra en el gobierno federal es motivo de linchamiento mediático, de denostar, de reventar por lo mal que le cae el Presidente.

En ambos casos, no existe ni la clase, ni la cordura: si se piensa de forma distinta viene de inmediato la descalificación: eres un pendejo. La pausa por Navidad dieron un ligero respiro ante el vértigo de quejas, réplicas, contrareplicas, mentadas de madre entre chairos y fifís. En sí, descansamos de la división causada desde las redes. Penoso, llegamos a enero y la situación es peor.

Lo más preocupante no es la terquedad de la población a favor, sino aquellos contrarios cuyo fin es ver la caída del país por el simple hecho de tener la razón. Usan la irracionalidad, les gana el enojo y desean lo peor, sin importar las consecuencias para ellos, sus hijos, familiares y amigos.

Como dijo el conocido filósofo contemporáneo Homero Simpson: “apuesto uno de mis hígados” a que cuando se termine de leer este escrito seguirá ese encono. Esa AMLObsesión marcada a favor y en contra persiste.

Triste, cuando nuestra ocupación principal es reconstruir el país y generar mayor progreso, para la mayoría de los mexicanos, que incluye a tamaulipecos, la preferencia es la confrontación estúpida y absurda.

FUENTE: Milenio

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