Para ser felices
Diciembre, con sus festejos impregnados de misticismo y espiritualidad, impelen al ser humano a la concordia, a la paz y al amor en todas sus manifestaciones y nadie, o casi nadie, queda fuera de esta ola de bondad que nace del alma.
Y los políticos lo saben y lo sienten y, por ejemplo, aquí en la zona conurbada del Sur de Tamaulipas, Tampico, Madero y Altamira, sus alcaldes Jesús “Chucho” Nader Nasrallah, Adrián Oseguera Kernion y Alma Laura Amparán Cruz, respectivamente, se han impregnado de los vientos decembrinos adornando sus respectivos cotos municipales con todo aquello que nos recuerdan tan memorables fechas.
Incluso, esta semana tuvieron como invitado de honor al Gobernador del Estado, cada quien al frente del edificio que guarda los poderes municipales, para encender el tradicional Pino de Navidad y dar el banderazo de los festejos de fin de año.PUBLICIDAD
Las calles de los tres municipios lucen bellas, adornada con miles de focos multicolores, brindando a los pobladores un motivo de fiesta y un sentido de buen gusto.
Primero fueron las festividades que recuerdan la aparición de la Virgen María en el Cerro del Tepeyac, evento que une a la grey católica de México y de gran parte del mundo y que es orgullo de la tierra azteca.
La Emperatriz de las Américas le han llamado, pero su hermosa figura pertenece, sin duda alguna, al tesoro espiritual de los mexicanos.
Seguirá la Navidad, el nacimiento de Jesús Niño, el Salvador del Mundo que se entregó al sacrificio por mandato de Dios y quien después de más de dos mil años sigue reinando en el corazón de los hombres en la tierra.
Y por último, el Fin de Año, el final de otra etapa de nuestras vidas, que marca el alfa y el omega de nuestra propia circunstancia, es pues, principio y fin de un ciclo que se repite durante el tiempo que Dios nos permite morar en esta mundo.
Es por lo tanto Diciembre, fecha en que nos despojamos de todo lo malo que pudiera estar en nosotros, para dar paso a los más limpios sentimientos de amor y de solidaridad humana,
La estrella de David, la que anunció el nacimiento del Niño Jesús, brillará todo este mes en nuestras vidas, estará en el firmamento espiritual alumbrando nuestro entorno para llevarnos al pesebre donde encontraremos a Dios. Qué bueno que los alcaldes adornen a la ciudad, que engalanen el hogar común, porque así se enraiza el sentido de peertenencia y se refuerza el amor por la tierra que nos vio nacer.
Dios quiera que la influencia de los buenos sentimientos decembrinos trascendiera para al resto de cada año siguiente, entonces este mundo sería otro, uno más humano que el que hoy nos domina.
De cualquier manera, disfrutemos Diciembre, disfrutemos la vida que para eso venimos a este mundo, para ser felices.
P.D.- Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad.
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