El pecado de ser bella
Por Oscar Díaz Salazar
Es bella. De facciones agradables. De piel clara. El cabello negro, ni muy largo, ni muy corto. En su rostro simétrico destaca una boca bien dibujada, con labios carnosos y una blanca dentadura, que en conjunto integran una agradable, o muy coqueta sonrisa, según sea el caso. Sus ojos brillantes y obscuros reflejan la salud de su organismo y la seguridad de su personalidad.
Pero su cara, con ser bonita, no es la que atrae la mirada de quienes se cruzan por su camino. Es su cuerpo escultural lo que destaca en cualquier sitio a donde acude la muy agraciada dama, que ha pulido con dedicación, esmero y muchas horas de gimnasio, sus atributos físicos.
Cumple sobradamente con los parámetros que se utilizan en la actualidad para definir a la belleza femenina. Aunque se ajusta más a los estándares que se aplicaban en décadas anteriores, sobre todo por los varones, para decir que era mujer voluptuosa.
Estampa de vedette, buenota, cachondota, mamasota y buenona son palabras «vulgares» para referirse al atractivo corporal de esta joven, aunque ya no tan joven, originaria de la capital de Tamaulipas.
Además de cara bonita y cuerpo de tentación, la joven posee inteligencia. Fue una de las mejores estudiantes de su generación en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, en donde obtuvo el título de Ingeniero Civil.
De la Ciudad de México, donde laboraba como vendedora de elementos prefabricados para la industria de la construcción, regresó al terruño, -Ciudad Victoria-, para atender la invitación a colaborar en el gobierno de Tamaulipas, como Secretaria de Obras Públicas.
Una vez involucrada en el servicio público, ha tenido que desempeñar algunas tareas que si bien no son inherentes al cargo que tiene en el organigrama del gobierno del estado, es tradición que atiendan los funcionarios más encumbrados, como lo son las actividades de proselitismo político, en épocas de campañas electorales.
Integrada al equipo político panista que gobierna en Tamaulipas, y considerando la importante posición que ocupa en el gabinete del Gobernador Cabeza de Vaca, ha (casi) nadie sorprendió verla en el festejo que convocó el Jefe real de los panistas tamaulipecos, en su rancho de Soto La Marina, a pocos días de la jornada electoral en la que el PAN consiguió en triunfo contundente.
La fiesta de los panistas – cabecistas para celebrar el triunfo aplastante en la elección de diputados locales, fue muy triste para la Señorita Secretaria Cecilia del Alto, pues la alegría por el éxito logrado en las urnas electorales, se convirtió en una mezcla de sentimientos que van de la sorpresa a la incomprensión, amargura, rabia, coraje y mucha tristeza, por la invitación que le hicieron para abandonar, de inmediato, la fiesta, el Chalet y el rancho del Gobernador Cabeza de Vaca.
De muy arriba se dictó la orden para desinvitar a la funcionaria de primer nivel, que también tenía sus méritos para ser convocada a festejar un triunfo que ella ayudó a construir.
Muy arriba, y por lo tanto muy cerca al anfitrión, molestó el brilló de esta joven que antes que esconder sus atributos físicos, los luce y se empeña en perfeccionarlos.
La permanencia en el gabinete estatal de Cecilia del Alto, depende ahora de su discreción y de que sigan creyendo la versión de que la «posición» es una concesión a un empresario patrocinador de la campaña, cuyas iniciales son Rolando Cantú Barragan.