Opinión con sentido

La mala noche de AMLO

CARLOS MARÍN

El sábado en Axtla, San Luis Potosí, Andrés Manuel López Obrador pareció haber dejado atrás el notable disgusto de la noche anterior. Inusual en él (por lo común se ufana de estar “bien y de buenas”), no contuvo su contrariedad ante huelguistas que lo esperaban en su hotel para quejarse del presidente municipal de Ciudad Valles. “No pasa nada”, dijo riendo la tarde siguiente, pero lo que había sucedido fue la exhibición de su vulnerable accesibilidad, un injusto arrebato de cólera y la facilidad con que un explicable contratiempo lo ve como algo planeado en su contra.

“La única cosa que quiero es que por favor se retiren”, les dijo a quienes lo aguardaban. “No merezco que aquí, donde voy a descansar, se metan ustedes a la fuerza. Hay que respetar a la autoridad, una autoridad legítima (…). Yo no soy el usurpador (…). ¿Por qué tienen que hacerme esto a mí? (…). No merezco esto que me están haciendo”.

Y aunque para él se trataba de una provocación, les aseguró: “No se preocupen, yo aquí me quedo, no tengo guardaespaldas y nadie los va a reprimir…”.

De nada sirvió que una señora se arrojara a sus pies. López Obrador les propuso que plantearan su tema al día siguiente en otra cabecera municipal, pero los huelguistas rechazaron la sugerencia.

Antes del “no pasó nada”, en Tamuín recalcó que los quejosos trataron de provocarlo: “Si lo hicieron de buena fe, si fueron manipulados y no era su intención, deben de tener vergüenza por lo que hicieron, porque yo no le hago mal a nadie (…). Ayer que llegué a dormir a Valles me mandaron un grupo para provocar (…). Querían hasta meterse en la habitación (…). No debían de meterse en mi intimidad, yo no voy a meterme a la casa de ustedes. Si alguien llega y se mete a nuestra casa está invadiendo nuestra intimidad. Pero eran provocadores de un problema del agua que tienen en Valles. Están agarrados ahí y alguien montó esa provocación…”.

Sin embargo, en el video del enojo, lo que se escucha decir a los irruptores son frases tales como: “Vamos a pedirle una disculpa, compañeros, por favor. No lo estamos agrediendo, Presidente. No nos mandaron. Compañeros, vámonos, vámonos. Presidente, gracias, nos vemos en Tamuín. Yo le tengo mucho respeto. Una disculpa como caballero, señor Presidente. Por favor, como ser humano, como ciudadanos. No es con usted, señor Presidente. La gente esta desquiciada por la falta de atención del presidente municipal. Tiene usted razón. Desafortunadamente la gente se desquicia. Con mucho respeto le digo nuevamente que nosotros a usted lo apoyamos, estamos con usted, señor Presidente. Muchas gracias, señor Presidente. Vámonos, jóvenes. Ya nos atendió, ya nos escuchó. ¿Nos retiramos por favor? Vamos a dejarlo descansar. Nosotros no venimos a agredir, (sino) a pedirle ayuda porque tenemos hijos, tenemos familia. Vámonos, ahorita no nos va a poder atender. Tenemos que respetar su descanso. Nos retiramos…”.

¿No pasó nada?

Creo que sí.

cmarin@milenio.com

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