Columnas

Alternancia en Tamaulipas


Por Oscar Díaz Salazar

Fueron múltiples las razones que hicieron posible la alternancia en nuestro Estado. Muchos los argumentos para apoyar a un partido y candidato que parecía ser alternativa al PRI – gobierno, un binomio que ya no tenía nada, -o muy poco-, que ofrecer a los tamaulipecos.

Con el tiempo constatamos que siendo políticamente correcta la intención de buscar un cambio, la idea de lograr la alternancia, el partido y personaje en el que depositamos la confianza, no estuvo a la altura de las circunstancias, no pudo o no quiso responder a las expectativas generadas.

En las lineas siguiente mencionó algunas de las razones que tuvieron quienes apoyaron (apoyamos) o por lo menos votamos por esa opción.

Usted me dirá si esos fueron los ingredientes que hicieron posible la llegada de Cabeza de Vaca a la gubernatura, y si las las cosas han cambiado, para bien o para mal, en estos tres años de gobierno panista.

La alternancia fue posible porque los tamaulipecos ya estábamos hartos de la violencia, la inseguridad y la impunidad.

Porque en los hospitales públicos te trataban mal, te ignoraban y no había medicamentos.

Porque veíamos las graves deficiencias en el tema educativo.

Por las fallas en la dotación de agua potable y el tiradero de aguas negras que observamos en todas las ciudades del estado.

Porque los que estaban en el gobierno utilizaban los recursos que administraban para mantenerse en el poder.

Porque se condicionaba la entrega de despensas, la inscripción a los programas sociales y otros beneficios, a la pertenecía al partido en el gobierno.

Porque se intuía la existencia de complicidades entre los gobernantes y los jefes de la delincuencia.

Porque los gobernantes se enriquecían de forma escandalosa.

Porque no había obras públicas.

Porque la infraestructura urbana presentaba un deterioro mayúsculo.

Porque el transporte público era indigno y estaba regenteado por los mañosos.

Porque la anarquía deterioró la calidad de vida y de nuestra convivencia. Había tolerancia al ruido y a la apropiación de los espacios públicos, por mencionar dos ejemplos.

Porque se fomentaba y toleraba el incumplimiento de las obligaciones tributarias y el pago de los servicios públicos. Omisión en el pago de agua, del impuesto predial, en el pago de placas, en el pago de la energía eléctrica, en la importación legal de vehículos (UCD).

Porque la calidad de las obras y de los servicios era pésima en razón de la exigencia de «moches» para asignar los contratos y asegurar las licitaciones.

Porque los espacios de representación y los cargos públicos los acaparaban un grupúsculo y sus familiares.

Porque se tenía que depurar el gobierno de los malos servidores públicos (priistas)

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