La UAT abre rutas nuevas para el futuro educativo de Tamaulipas

Fuentes fidedignas. Por Isaias Alvarez
Hay universidades que se conforman con impartir clases; y hay universidades —muy pocas— que entienden que su papel es mover al país. La Universidad Autónoma de Tamaulipas está entrando en esa segunda categoría, la de las instituciones que no esperan a que la transformación llegue desde arriba, sino que la construyen desde sus aulas, sus acuerdos y su comunidad.
La reunión del rector Dámaso Anaya con la directora general del CENEVAL, Carmen Enedina Rodríguez Armenta, no fue otro trámite administrativo. Fue un movimiento estratégico: un pacto para elevar estándares, abrir becas, fortalecer evaluaciones y empujar a la UAT hacia una cultura académica moderna, transparente y con visión humanista. Lo interesante no fue solo el reconocimiento al humanismo universitario —que lo hay—, sino que el CENEVAL lo subrayara como ejemplo nacional. En tiempos donde la educación superior vive presiones, recortes y tensiones, que una universidad pública sea reconocida por “profesar con el ejemplo” habla de un liderazgo que está avanzando sin pedir permiso.
Ese impulso se conecta con el proyecto que más refleja la lógica expansiva de esta administración: el Bachillerato Virtual UAT. No es un programa más; es la apertura de una puerta que llevaba décadas cerrada. Más de mil estudiantes, de quince estados, de zonas urbanas y comunidades rurales, se inscribieron antes de que el programa iniciara. La cifra es un síntoma: había sed, había necesidad, y la UAT decidió ocupar ese vacío.
El modelo atiende a jóvenes y adultos mayores de 18 años, pero en el fondo atiende algo más profundo: la desigualdad educativa acumulada. La creación de Unidades Regionales de Transferencia del Conocimiento en municipios como Tula, González, San Fernando y Jiménez no solo facilita acceso a equipo y conectividad; manda un mensaje político: la educación es un derecho, no un privilegio de las ciudades grandes. Y la extensión futura —incluida la Licenciatura en Educación y Tecnologías Emergentes totalmente en línea— revela que la UAT ya está navegando hacia un modelo híbrido donde la geografía deja de ser un obstáculo.
Pero mientras la educación básica y media crecen hacia lo virtual, la economía se discute cara a cara. La Semana Internacional de la Economía en la Facultad de Comercio y Administración Victoria fue otra ventana para ver hacia dónde va el país… y hacia dónde debe ir Tamaulipas. No fue solo un congreso académico: fue una lectura estratégica del momento. Ponentes del Tec de Monterrey, la CEPAL, el Banco de México, la UANL y universidades extranjeras debatieron transición energética, nearshoring, movilidad, brechas de género y productividad.
En el panel inaugural, la discusión sobre transición energética y relocalización productiva fue clara: Tamaulipas está en la mira del nearshoring. Es una oportunidad histórica, pero si la región quiere capitalizarla necesita desarrollo de talento, mejores salarios y productividad elevada. Y ahí es donde la UAT se vuelve pieza central: sin capital humano no hay industria, sin industria no hay crecimiento, y sin crecimiento no hay bienestar. Los expertos fueron contundentes: la productividad no es un dato técnico, es un proyecto político. Y la UAT tiene estudiantes, académicos e investigadores pensando en ese proyecto.
La semana también incluyó conversatorios, jornadas estudiantiles, intercambios, paneles de egresados y hasta talleres inclusivos como “Economía que se entiende: Lengua de Señas”, demostrando que la economía no es solo ecuación: también es accesibilidad, participación y comunidad.
Así, mientras la UAT firma acuerdos con CENEVAL, abre puertas a mil jóvenes que estaban fuera del sistema educativo y trae a especialistas internacionales a debatir el rumbo económico del país, se consolida una idea que empieza a hacerse evidente: la universidad está ejerciendo liderazgo estatal y regional en la agenda del conocimiento.
En un México donde la educación superior está llamada a transformar la realidad social, la UAT no está esperando directrices federales para actuar. Se está moviendo antes, se está preparando mejor y está entendiendo que la transformación verdadera no ocurre en los discursos… ocurre en las decisiones.



