Manuel Muñoz ya no es negocio para el Partido Verde

Sin Filtros; por Brenda Ramos
Manuel Muñoz Cano anunció que buscará reelegirse como dirigente estatal del Partido Verde el próximo 9 de noviembre, cuando el Comité Ejecutivo Nacional emita la convocatoria para renovar la dirigencia en Tamaulipas. Pero hay un detalle que él parece ignorar —o pretende pasar por alto—: no puede hacerlo.
Y no solo eso: ya ni siquiera debería ocupar el cargo actual. No lo decimos nosotros. Lo dice la ley.
Hoy, el Instituto Electoral de Tamaulipas (IETAM) lo declaró culpable de violencia política contra las mujeres en razón de género. Por unanimidad, el Consejo General confirmó la denuncia de la diputada Katalyna Méndez Cepeda y ordenó su inscripción por ocho meses en el Registro Nacional de Personas Sancionadas.
Esa resolución es vinculante y tiene consecuencias jurídicas inmediatas. De acuerdo con el artículo 463 Bis inciso d, de la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales (LGIPE), cuando una persona es sancionada por violencia política de género, se ordena su suspensión del cargo partidista, en este caso de su dirigencia estatal al frente del Partido Verde.
El CAPÍTULO II De los Requisitos de Elegibilidad en su artículo 10, fracción g, menciona la prohibición para alguien condenado por violencia política. Y el artículo 443 inciso o) sanciona a los partidos que mantienen en funciones a una persona sancionada, mientras que el 456, fracción V, advierte que si el incumplimiento es reiterado, el partido puede perder su registro.
A eso se suma la Ley 3 de 3 contra la violencia, que impide que agresores de género o personas con sentencia por violencia política ejerzan cualquier cargo público o partidista. Y por si fuera poco, los estatutos del propio Partido Verde lo confirman: el artículo 41 señala que se puede destituir a cualquier dirigente por falta de probidad, y el 18, fracción XXV, autoriza al Consejo Nacional a nombrar un delegado cuando haya perturbación grave en un comité estatal.
Todo esto quiere decir algo muy simple, Manuel Muñoz Cano está legalmente inhabilitado para reelegirse y moralmente obligado a dejar la dirigencia. El Verde no necesita “decidir” si lo quita. La ley ya lo hizo.
¿Qué o quienes lo llevaron a este problema tan grande? Su soberbia, sus errores y sus aliados. Soberbia al querer reelegirse cuando la ley se lo impide, poniendo sus intereses personales por encima de lo que necesita su partido, errores como perder la representación de la bancada del congreso local y enfrascarse en una discusión machista con una de ellas lo que lo llevo a ser sancionado y todo por el tercer punto, sus aliados, descuido la casa y a la bancada que tenía por sus aliados los Peña Ortiz, a quienes en una rueda de prensa les levanto la mano.
A Maki Ortiz para la gubernatura, a Casandra de los Santos para la reelección de diputada federal y a Carlos Peña para lo que se ofrezca, sin importarle las leyes electorales pues no son los tiempos y dichos actos pudieran rayar en actos anticipados de campaña. Y una vez más, por sus aliados, ya que con esta conferencia de prensa solo Maki ganó, pero Manuel puso en peligro al partido por las leyes electorales, lo hizo descuidar a sus diputadas y ahora hasta sancionado por violencia política de género.
Maki le tendió la cama y ahora la tiene libre para ir por la dirigencia, lo mismo le hizo a Mario Lòpez. La senadora del verde busca quien libre sus batallas y luego los quita del camino. Le salio a la perfección con Muñoz Cano, ya no representa un buen negocio para el Partido Verde, aquel que entre sus filas no puede tener un sancionado por violencia política de genero cuando es una de las máximas banderas que representan.
Tan mal negocio es para el verde Muñoz Cano que representa riesgo legal: el partido puede ser multado o incluso perder su registro si incumple la sanción del IETAM. Riesgo político: Morena no puede firmar alianza con un partido cuyo dirigente está en el Registro Nacional de Sancionados por violencia política y Riesgo financiero: sin alianza, el Verde no alcanza el 3% de votación en Tamaulipas ni en otros estados. Eso significa perder millones de pesos en financiamiento público y en representación proporcional.
Hoy el Partido Verde tiene una elección más importante que cualquier renovación interna: decidir si quiere salvar a un hombre o salvar su registro y su negocio…