PolíticaPrincipal

JR, cómplice de la sequía en Bustamante

Fuentes fidedignas. Por Isaias Alvarez

El gobierno de Francisco García Cabeza de Vaca, dejó las obras inconclusas y abandonó a las comunidades del altiplano, pero ahora el cuñado, el senador José Ramón Gómez Leal guarda silencio para no afectar a su familiar.

Y mientras Bustamante y otras zonas de Tamaulipas se secan, la familia aliada del exgobernador y del propio JR —los Villafranca Jasso— recibió una concesión de Conagua para extraer 114 mil metros cúbicos de agua al año durante 20 años del acuífero Márgenes del Río Purificación (2806), en Güémez.

En Bustamante la gente no pide milagros, pide agua. Y mientras esperan una pipa, el senador José Ramón Gómez Leal hace política con el desabasto, como si el tema hubiera caído del cielo y no del abandono que dejó su propio cuñado, Francisco García Cabeza de Vaca.

El secretario de Recursos Hidráulicos, Raúl Quiroga Álvarez, lo dijo sin matices: “Fue en el sexenio de su cuñado cuando no se tocó la obra. Tenemos la documentación oficial que lo acredita. Nosotros somos técnicos, no políticos.”

Y sí, la obra que habría abastecido al municipio se detuvo durante el gobierno panista. No se perforó, no se equipó, no se concluyó. Se dejó morir, como tantas cosas en Tamaulipas.

Hoy, el gobierno de Américo Villarreal está retomando lo que debió hacerse hace años. El 15 de octubre se emitirá el fallo de la licitación y, si no hay retrasos, el pozo estará listo en enero. Años perdidos por culpa de un sexenio que presumía progreso mientras la gente en el altiplano cargaba cubetas.

Pero detrás de esa historia hay una capa más profunda y más incómoda: el agua que falta en Bustamante sí existe, pero está controlada por los mismos grupos que gobernaron con Cabeza de Vaca.

El pozo del poder

Desde 1999, la familia Villafranca Jasso mantiene una concesión federal de agua subterránea otorgada por Conagua. El permiso, expediente 09TAM109284/25APDA14, les autoriza a extraer 114 mil metros cúbicos al año del acuífero Márgenes del Río Purificación (2806), en el municipio de Güémez.

En términos simples: mientras las comunidades del altiplano rezan por agua, los Villafranca bombean miles de metros cúbicos anuales con permiso y padrino político.

No son productores cualquiera. Jorge Villafranca Jasso presidió la Unión Ganadera Regional durante el gobierno de Cabeza de Vaca. Su hijo, Jorge Villafranca Martínez, dirige el Centro SICT de Nuevo León, un nombramiento que precisamente se atribuye a la cercanía y a las gestiones del propio exgobernador y de José Ramon Gómez Leal.

Ahí está el punto de conexión. La familia Villafranca pertenece al mismo circulo político del cabecismo. Y mientras el altiplano se seca, su red bombea agua desde el corazón de la sierra, en Güémez, en la zona de recarga del acuífero que alimenta los manantiales del centro y norte de Tamaulipas.

La Sierra Madre: frontera invisible del poder

Bustamante y Güémez están separados por unos 120 kilómetros, pero los une la misma cadena montañosa: la Sierra Madre Oriental. Ahí el agua se infiltra, viaja bajo tierra y reaparece —cuando no la roban— en los manantiales del altiplano. Técnicamente, lo que se bombea en Güémez afecta los flujos subterráneos que sostienen la vida en Bustamante, Palmillas y Tula.

Esa es la ironía: El agua que debería brotar en los pueblos que JR dice defender, es absorbida y posteriormente almacenada en pozos familiares ligados al mismo grupo político que hoy simula preocupación.

El triángulo

Arriba, el exgobernador Cabeza de Vaca, responsable de haber detenido las obras hidráulicas. A un lado, su cuñado JR, hoy senador, que usa la tragedia para posicionarse políticamente. Y en medio, la familia Villafranca, que controla el agua con permiso federal y complicidad política.

El triángulo agua, poder y apellido explica mejor que cualquier discurso por qué un buen pedazo de Tamaulipas sigue sediento.

Notas relacionadas

Deja una respuesta

Te puede interesar
Cerrar
Botón volver arriba