Erasmo y su fiesta espacial: cuando la política se convierte en un mal chiste

Crónicas del Sur
Por José Juan Tomas
En Ciudad Madero la realidad supera la ficción. Mientras cientos de familias padecen calles destrozadas, drenajes colapsados e inundaciones cada vez que cae un chubasco, el alcalde Erasmo “el marciano” Robledo decide que su prioridad no es resolver los problemas de la Hipódromo, sino organizar una fiesta espacial.
Sí, leyó bien: una celebración con extraterrestres, luces y discursos fuera de órbita, financiada —por supuesto— con recursos públicos. Porque cuando se trata de gastar en ocurrencias, a este gobierno municipal nadie le gana.
Mientras los vecinos sacan el agua de sus casas “a cubetazos” y exigen que el Ayuntamiento cumpla con sus responsabilidades básicas, el edil prefiere ponerse el casco de astronauta y presumir su “festival intergaláctico”. Un verdadero insulto para los maderenses que día a día lidian con calles que parecen ríos y colonias que huelen a drenaje colapsado.
La administración municipal parece vivir en un universo paralelo: ahí donde los problemas se maquillan con luces, música y discursos vacíos. Y lo peor, donde la ineptitud se disfraza de espectáculo.
Ciudad Madero no necesita alienígenas, necesita soluciones. Necesita un gobierno con los pies en la tierra, no funcionarios que se creen estrellas de otro planeta.
Porque mientras los de arriba juegan a ser marcianos, los de abajo —los ciudadanos— siguen hundidos entre baches, agua sucia y promesas incumplidas.
Y para colmo, el edil no viajó solo a su galaxia de fantasía: estuvo acompañado de sus dos “amores prohibidos”, como ya los llama la voz popular. La Graciela de Madero, es decir Dunia Marón, su esposa; y la Florinda Meza local, Alicia Lerma, conocida por muchos como la dueña de Madero. Un trío digno de telenovela cósmica.
La paciencia se agota. Y quizá pronto llegue el momento de que los maderenses digan con fuerza:
¡Urge la revocación de mandato!



