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Deberá ser removido: exterminar el cáncer que es Manuel Muñoz Cano

Crónicas del Sur

Por José Juan Tomas

Como lo comenté ayer, el caso de Manuel Muñoz Cano no es un episodio aislado ni una simple sanción administrativa; es el reflejo de una forma de hacer política que se resiste a morir en Tamaulipas.
El IETAM fue claro y contundente: el dirigente del Partido Verde Ecologista de México incurrió en violencia política en razón de género contra la diputada Katalyna Méndez Cepeda, al referirse a ella públicamente como “la niña que está en el Congreso”.

La expresión, aunque a simple vista parezca ligera, tiene un peso enorme. Detrás de esas palabras hay una intención de minimizar, de restar autoridad, de poner en duda la capacidad de una mujer que ha llegado por méritos propios al Congreso del Estado.

Y sí, el instituto actuó como debía: lo sancionó, lo inscribió por ocho meses en el Registro Nacional y Estatal de Personas Sancionadas por Violencia Política de Género, y le impuso una multa simbólica. Pero el golpe más fuerte no está en el dinero, sino en la inhabilitación política que lo deja fuera de cualquier posibilidad de competir por un cargo público durante ese periodo.

Sin embargo, esto no basta.
El Partido Verde en Tamaulipas, bajo la dirección de Muñoz Cano, ha sido —sin exagerar— un lastre político. Su conducción ha estado marcada por el oportunismo, el acomodo y la simulación. Ha servido más como tapadera de intereses que como un proyecto político real.
Su relación con figuras cuestionadas como Carlos Peña Ortiz y Maki Ortiz, que han saqueado Reynosa y dejado a la ciudad en la miseria, solo confirma el nivel de podredumbre que se ha enquistado en ese partido.

Por eso, este fallo del IETAM debe marcar un antes y un después.
No basta con que pague una multa o con que aparezca en una lista.
Debe ser removido.
Porque mientras Manuel Muñoz siga al frente del Verde, ese instituto seguirá hundido en el descrédito, sirviendo de parapeto a los peores vicios de la política tamaulipeca.

Decirle “niña” a una diputada no es un desliz, es una muestra de lo que realmente piensa: que las mujeres en la política deben ser vistas como adornos, no como líderes.
Y en estos tiempos, eso no se puede tolerar.

Como bien lo dijo Katalyna Méndez: “Los tiempos cambiaron. Este es tiempo de mujeres, y se nos debe tratar con respeto.”
Palabras firmes que deberían retumbar en cada partido, en cada oficina pública, en cada mesa de decisiones.

El cáncer de la vieja política —el machismo, la corrupción y la impunidad— no se combate con discursos, sino con decisiones firmes.
Y una de ellas es clara: exterminar el cáncer político que representa Manuel Muñoz Cano.

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