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El cinismo del PAN

Fuentes fidedignas. Por Isaias Alvarez

El colmo del cinismo es ver a los panistas salir con cara de ofendidos a reclamar que la violencia se disparó en el sexenio de Morena, como si no recordáramos quién encendió la pólvora. Fueron ellos mismos los que iniciaron la guerra contra el narco desde Los Pinos, y en Tamaulipas el sexenio de Francisco ‘N’ fue una carnicería: los GOPES —su grupo personal de malandros— terminaron convertidos en verdugos de migrantes y la ciudadanía, pistoleros con placa, sicarios con presupuesto estatal.

Les hace falta una recordada de lo que vivimos en el tiempo del cabezón.

¿Ya se les olvidó Camargo? Diecinueve cuerpos calcinados en una sola noche, con policías estatales metidos hasta el cuello. ¿Se acuerdan de Reynosa? Quince inocentes masacrados en las calles en junio del 2021, un acto de terror que le dio la vuelta al país y más allá. Pero no, hoy resulta que los heraldos del desastre pretenden venir a dar lecciones de seguridad.

Y cuando no se visten de verdugos, se disfrazan de contadores. Hay papeles, contratos y adjudicaciones que huelen a podrido, y no precisamente en casa ajena. Esos negocios turbios pasaron por oficinas azules, con sellos oficiales y transferencias bancarias, los contratos ahí están. Claro, ahora prefieren señalar fantasmas, inventar pilotos y señoritas, repetir nombres para montar un circo mediático. La vieja escuela del chisme político: cuando no tienes pruebas, inventa enemigos.

Y mientras tanto, el fuero, amparo mágico que el PAN regaló a un senador ligado al cártel inmobiliario y que quisieron extender a Francisco Garcia Cabeza de Vaca, prófugo ilustre, que, de tan manchado que estaba no logró obtenerlo, y aun se llenan la boca para despotricar desde el exilio. Ahí está el verdadero blindaje: no contra la violencia, sino contra la justicia.

Hoy se rasgan las vestiduras, mañana filtrarán a sus medios de línea otro chisme disfrazado de investigación. Pero en Tamaulipas la memoria es terca: el partido azul está marcado por la sangre y la corrupción. Por eso no los quieren ni en su casa, y en la calle ya son sinónimo de desprecio, al menos a los personajes que tienen secuestrado el partido; los que en algún momento hicieron buen trabajo, parece que están en la banca por tiempo indefinido.

El problema del PAN es que ya no encuentra cómo posicionarse como partido. Recurre a ruedas de prensa que terminan en un balazo en el pie: salen más quemados de lo que ya estaban. La lloradera azul parece que apenas empieza; rumbo al 2027 y 2028, buscarán por todos los medios aplastar a los morenos, aunque cada intento sea otro capítulo de su propio ridículo.

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