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Beto hace brillar Matamoros

Sin Filtros; por Brenda Ramos

El primer informe de gobierno de Beto Granados fue, un ejercicio de mensaje político y de construcción de narrativa. Matamoros apareció en escena como una ciudad que no se conforma con sobrevivir, sino que busca colocarse en el mapa estatal como bastión de Morena y laboratorio de cercanía política.

Los números hablan, más de 170 caídos de drenaje reparados, la rehabilitación de un parque icónico como El Laguito y la reactivación —tras diecisiete años de abandono— de la planta tratadora del Fraccionamiento Canadá. Son datos concretos, duros, que dan cuerpo a un discurso que por fin puede sostenerse en hechos y no en promesas. Pero lo interesante no está solo en la lista de obras, sino en cómo Granados decidió contarlas, con un formato breve, dinámico y apoyado en tecnología. En tiempos donde la política suele aburrir, él optó por sorprender.

El evento tuvo un doble filo. Por un lado, la gente: sectores productivos, vecinos, familias y juventudes que vieron un alcalde que habla de servicios públicos y los cumple. Por el otro, la política, la presencia del Secretario General de Gobierno y una senadora de la República no son detalle menor. Esa foto lanza un mensaje claro, Matamoros cuenta en la ecuación del poder, y Beto es visto como un actor que juega para el proyecto estatal y nacional.

Además, la cortesía política de invitar a expresidentes municipales no fue solo protocolo. En un estado fragmentado por disputas internas, reconocer a quienes antes ocuparon la silla es un gesto de madurez que proyecta gobernabilidad. Beto no pretende borrar a sus predecesores, sino reconfigurar la memoria política en clave de inclusión.

Otro punto destacado es la innovación que RIGO (Respuesta Integral de Gobierno) representa, un sistema que diariamente recibe reportes ciudadanos, los atiende y transparenta en tiempo real. Con esta herramienta, la gente no solo denuncia un bache o un drenaje colapsado, también puede ver en qué etapa está la solución. Un puente directo entre gobierno y ciudadanía que convierte la transparencia en práctica cotidiana y no en discurso.

Lo más llamativo es la práctica que ya distingue a su administración, los Martes en las Colonias. Mientras el Consejo Nacional de Morena recomendaba que sus alcaldes visitaran barrios una vez por semana, en Matamoros esto ya era costumbre. Ese detalle lo coloca por delante de la agenda nacional, no espera lineamientos, los ejecuta de facto.

En síntesis, el brillo de este informe no estuvo en el escenario ni en las luces, sino en el mensaje implícito, Matamoros tiene alcalde con oficio y proyección, que entiende que gobernar es resolver, pero también construir símbolos. Beto supo mandar la señal: la transformación se mide en hechos visibles, pero también en gestos que marcan ruta política.

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