Anoche Matamoros fue testigo de un momento que trasciende lo ordinario. El presidente municipal Beto Granados encabezó su primer Grito de Independencia y más de 10 mil personas colmaron la Plaza Principal para acompañarlo. No es un dato menor: hacía muchos años que la ciudad no reunía tal cantidad de gente en una noche que, más allá del protocolo, se convirtió en símbolo político y social.
Porque durante demasiado tiempo las celebraciones patrias en Matamoros habían perdido fuerza. Ayer ocurrió lo contrario: la gente salió a la plaza porque sintió que valía la pena estar ahí. Y esa diferencia habla de algo más profundo que un festejo: habla de un liderazgo que conecta y de un pueblo que vuelve a confiar en su ciudad.
El respaldo multitudinario a Beto Granados envía un mensaje claro: la gente cree y quiere participar, quiere estar presente en la historia que se construye. Esa confianza del pueblo no solo fortalece la relación entre ciudadanos y gobierno, sino que también se convierte en un factor clave para que empresas e inversiones miren a Matamoros con seguridad y entusiasmo.
Además, el saldo blanco no debe pasarse por alto. En un evento de esa magnitud, la seguridad es siempre una prueba de fuego. Y anoche la administración municipal superó con creces el reto, demostrando organización y capacidad para cuidar a las familias de Matamoros.
El Grito 2025 marca un antes y un después en Matamoros. No solo por la cantidad de asistentes, sino porque la confianza ciudadana se traduce también en turismo y en desarrollo económico. La plaza llena y los “¡Viva!” de la gente son prueba de que algo está cambiando.
Beto Granados no solo evocó a los héroes que nos dieron patria; anoche, con el respaldo de miles de voces, recibió también el aval de un pueblo que lo acompaña en su proyecto. Ese respaldo ciudadano es hoy el mayor capital político de un gobierno que empieza a escribir una nueva etapa en la historia de Matamoros.
