Fuentes fidedignas. Por Isaías Álvarez
La reunión entre el gobernador de Tamaulipas, Américo Villarreal Anaya, y el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch, llega justo después de un hecho que sacudió al estado: el homicidio del delegado de la fiscalía general de la República en Reynosa, la semana pasada.
Y si bien el tema seguramente ocupó muchos minutos de la reunión, el encuentro puede tener más capas que las que permiten las notas oficiales. Y debido a la importancia de nuestro estado y los sucesos de las últimas semanas, no descartamos que el Secretario de Seguridad pronto arribe a limpiar Tamaulipas.
En este contexto, la reunión Villarreal–Harfuch puede leerse como un mensaje doble, a la ciudadanía, de un trabajo de coordinación entre la secretaria de seguridad ciudadana federal y el Gobernador, para impulsar los temas de seguridad; y a ciertos actores políticos y criminales, de vigilancia, presencia federal reforzada y con una muestra de que las cosas podrían ser diferentes en un futuro cercano.
Las estadísticas bajas en homicidios dolosos que presentó ayer Omar García Harfuch en la mañanera, que se exhiben con orgullo en el informe del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, sirven de telón de fondo como un mensaje de que se acabó el abrazos no balazos, y creo que de eso ya nos dimos cuenta desde hace tiempo.
Por lo que la médula del tema podrían ser los resultados de las investigaciones, los decomisos, y en la presión que ejerce la Federación sobre las bandas delictivas para frenar redes que, no sorprendería mencionen a políticos locales.
Sin duda que esta reunión por donde se vea es buena para los ciudadanos, que desean seguridad en su tierra y muy probablemente mala para aquellos que han andado haciendo travesuras a escondidas.
