El poder que da el puerto

Sin Filtros; por Brenda Ramos
🔹 Beto Granados resistió los embates y hoy lidera en Tamaulipas.
🔹 En Matamoros, Américo impulsa el Puerto del Norte.
🔹 El Karma: sin Adán Augusto, JR. y su grupo quedaron huérfanos y fuera del juego.
Pocos se acuerdan de Luis Miguel Iglesias, quien buscó por MORENA ser candidato a la alcaldía de Reynosa, y es que, con tan solo una declaración de Adán Augusto en su contra, fue vetado del partido e impedido para avanzar en sus aspiraciones. De ese tamaño era el poder de quien casi fue presidente de México.
Su sombra bastaba para proteger a todos sus aliados a nivel nacional y hacerlos florecer. En Tamaulipas por ejemplo su operador José Ramón Gómez Leal aliado de Maki Ortiz y Carlos Peña, no dudaban en destruir a cualesquiera que se atreviera enfrentarlos, o se interpusieran en su camino como con Iglesias.
Otro de sus blancos fue Beto Granados en Matamoros, una tras otra el alcalde soportó sus embestidas, golpeteos y maltratos. El edil se defendió, pero con trabajo, callado salió a las calles diariamente a visitar a los ciudadanos, también ordeno trabajos preventivos en limpieza y bacheo intenso.
Hoy lo vemos en 1er. Lugar en credibilidad estatal y 6to. Lugar nacional en la encuestadora Arias Consultores. Beto aparece en el 1er. Lugar de credibilidad de gobierno entre los alcaldes de Tamaulipas y ubicado en el 6to. Lugar a nivel nacional en el mismo rubro; con un porcentaje positivo de 74.9 por ciento.
Investigando un poco por qué tanta tirria contra él, creemos que puede ser porque en solo 10 meses de administración, Beto Granados ha destacado por convertirse en el Alcalde que más caídos ha reparado en los últimos 17 años en Matamoros, o tal vez porque después de una década logró el regreso de la Policía de Proximidad a su municipio, a la par que ha cumplido su compromiso de construir la ampliación de la avenida Roberto Guerra.
Y es que, por este trabajo, Beto era —o sigue siendo— un obstáculo para que ese grupo se quede con Matamoros, pues el municipio está por convertirse en el centro de la cadena logística nacional, luego de que este sábado, iniciara el arranque de operaciones del Puerto del Norte, que tienemás de mil 800 hectáreas destinadas a desarrollo logístico, comercial e industrial —mil 100 de espejo de agua y 770 de tierra firme-.
Matamoros va a despegar, recordemos que hace cuarenta años, el ingeniero Américo Villarreal Guerra impulsó el puerto de Altamira, que terminó siendo un motor del comercio marítimo del país. Hoy, su hijo, el gobernador Américo Villarreal Anaya, retoma esa narrativa con el municipio fronterizo que además arranca con el respaldo directo de la Marina, del capital privado y del gobierno federal.
Lo sabemos pues en la inauguración estaban el Almirante José Barradas Cobos, el Capitán de Altura Manuel Fernando Gutiérrez Gallardo y los directivos de la empresa portuguesa “Mota-Engil”, conocida por su músculo financiero en megaproyectos portuarios.
La inversión ronda los 8 mil millones de pesos, y la promesa es ambiciosa: empleos, industria, modernización. Pero lo que no se dice en los boletines es que este puerto también marca una línea divisoria en la política local. Con infraestructura de este tamaño en juego, Matamoros deja de ser un bastión más y se convierte en ficha clave en la disputa por el noreste.
Por eso, no es casual la tensión que se ha vivido en torno a Matamoros. Las presiones, las zancadillas, los ataques velados, todo responde a una lucha por el control de lo que ya no es un municipio cualquiera. Ahora es territorio estratégico. Y quienes antes se movían a la sombra de Adán Augusto, asumieron que podrían tomarlo por la fuerza, como si el poder federal los respaldara, pero se equivocaron.
Tan confiados estaban de su inmunidad, que incluso se atrevieron a desafiar al gobernador Américo Villarreal Anaya, convencidos de que el escudo de Adán Augusto los hacía intocables. Pero el tablero cambió. El caso del grupo criminal “La Barredora”, encabezado por el exsecretario de Seguridad de Tabasco, Hernán Bermúdez Requena, durante la gestión de Adán como gobernador, reventó el escudo con el que hasta ayer se creían protegidos. Hoy, ya no tienen a nadie. Ni padrino, ni estructura, ni relato que los salve. Y lo más duro: perdieron su momento histórico. Cuando pudieron haber construido desde el poder, se dedicaron a traicionar, dividir y golpear. Creyeron que la gubernatura les pertenecía por derecho divino, pero la realidad —y la soberbia— los rebasó. El karma les llegó y hoy mientras Matamoros despega y Tamaulipas entra en una nueva etapa, ellos caminan sin brújula, sin esperanza y sin futuro.