ColumnasOpinión con sentidoPolíticaPrincipal

La nueva transparencia en Tamaulipas: ¿refundación o evolución institucional?

Fuentes fidedignas. Por Isaías Álvarez

*Extinción del ITAIT
* Gobernar cuando llueve
* Seguridad en cifras… y realidades

En la política tamaulipeca, hay decisiones que marcan época y otras que apenas insinúan el rumbo que se quiere tomar. La reciente conferencia de prensa celebrada en el Congreso del Estado —bautizada como «la mañanera legislativa»— anunció uno de esos movimientos que podrían redefinir la relación entre ciudadanía y gobierno: el ITAIT, organismo garante del derecho a la información, dejará de existir como ente autónomo y sus funciones pasarán a formar parte de la nueva Secretaría de Anticorrupción y Buen Gobierno.

El argumento principal es la eficiencia. Menos burocracia, mayor capacidad de respuesta y un sistema más compacto, dicen los legisladores, que permitirá ahorrar recursos públicos y agilizar trámites. A partir de esta reforma, las solicitudes de información serán atendidas desde esta nueva instancia que también podrá revisar inconformidades y, en última instancia, el ciudadano podrá acudir al amparo.

Más allá de los ajustes técnicos y presupuestales, lo cierto es que se trata de un viraje institucional profundo. Un rediseño que, si se implementa con visión y compromiso, podría consolidar un sistema más funcional. Ojalá el cambio sea para bien. Que esta transición signifique no solo una nueva estructura, sino una nueva actitud frente al derecho a saber, a la vigilancia ciudadana y a la rendición de cuentas.

Durante la misma conferencia se abordó otro tema de gran profundidad ética: la reforma legal que dejará sin derechos hereditarios a quienes cometan violencia familiar. Es un mensaje contundente: no se puede ejercer violencia sobre una persona y al mismo tiempo aspirar a beneficiarse de su patrimonio como si nada hubiera pasado.

No se trata de castigar por castigar, sino de establecer un principio de congruencia legal. Quien agrede, pierde. Esta medida busca prevenir, y también reparar: quien sepa que sus actos violentos lo dejarán fuera de cualquier beneficio legal, quizá lo piense dos veces.

Hoy Tamaulipas da un paso firme en la defensa de las víctimas. Porque quienes lastiman no deben ser premiados. Porque la ley también puede tener memoria, ética y justicia.

Gobernar cuando llueve

Mientras tanto, el sur de Tamaulipas vivía su propio desafío: las lluvias torrenciales amenazaban con desbordar los cuerpos de agua y provocar afectaciones mayores. La respuesta fue inmediata y coordinada. No hubo espectáculo mediático, pero sí resultados concretos: evacuaciones preventivas, zonas protegidas, y daños contenidos en la medida de lo posible.

Una diferencia evidente con lo ocurrido en marzo en Reynosa, cuando la tormenta sorprendió tanto a ciudadanos como a autoridades, y la respuesta institucional tardó en llegar. En esta ocasión, los tres alcaldes de la zona conurbada —Tampico, Madero y Altamira— estuvieron presentes desde el primer momento; coordinando, informando y actuando. No como otros, que aparecieron hasta 28 horas después, entre reclamos, desinformación y echando culpas.

La presidenta Claudia Sheinbaum reconoció públicamente que se alertó con anticipación a la población tamaulipeca. Ese reconocimiento revela algo más profundo: coordinación entre Federación, Estado y municipios.

Seguridad en cifras… y realidades

Los datos también cuentan su propia historia. Tamaulipas es hoy el cuarto estado del país con mayor reducción en homicidios dolosos. Durante el primer semestre del año, solo el 0.8% de los homicidios registrados en México ocurrieron aquí.

La coordinación entre el gobierno estatal y federal ha sido clave. La llegada del general retirado Carlos Arturo Pancardo a la Secretaría de Seguridad Pública, junto al nuevo mando en la Guardia Nacional designado por la presidenta, es parte de una estrategia que comienza a dar frutos.

Sin embargo, no todo son cifras alentadoras. Persisten señalamientos serios sobre presuntos actos de extorsión, abuso y criminalidad dentro de la propia Policía Estatal, particularmente durante la gestión de Sergio Hernando Chávez. Una policía que se dedica con esmero a pescar borrachitos, pero que aún tiene cuentas pendientes con la verdadera inseguridad. Ojalá esa tendencia cambie, y la estrategia se enfoque en proteger realmente a la población.

La eliminación del ITAIT, la reforma legal sobre herencias, la respuesta ante la emergencia climática y los datos en seguridad no son hechos aislados. Son síntomas de una nueva forma de gobernar: menos ruido, más acción.

Y todo esto ocurre en el marco de una Legislatura —la 66— que ha sabido navegar sin turbulencias. El diputado Humberto Prieto Herrera, en su rol como presidente del Congreso, ha demostrado experiencia y capacidad para construir consensos sin caer en confrontaciones estériles. Su liderazgo sereno, enfocado y técnico ha permitido mantener el ritmo legislativo, incluso en temas tan delicados como los que hoy marcan la agenda.

Que así se mantenga, porque cuando la política se convierte en instrumento de protección y justicia, el gobierno deja de ser un poder lejano y se convierte en un aliado real de su gente.

Notas relacionadas

Deja una respuesta

Botón volver arriba