Estrategas avanzan y berrinchudos desestabilizan

Sin Filtros; por Brenda Ramos
Un grupo político a nivel nacional se desmorona, y el coletazo ya alcanzó a Tamaulipas. Mientras el estruendo no frenó las agendas de quienes saben gobernar, los desesperados eligieron el berrinche y la desestabilización como única respuesta.
Quienes elijan el último bando… que lo padezcan.
Mientras la política nacional da de qué hablar, dos alcaldes de la frontera siguen destacando con resultados, agenda, estructura, y sobre todo, con inteligencia política. Tejen fino su relación con el gobernador Américo Villarreal Anaya, quien los ve con buenos ojos no por lealtad ciega, sino por el trabajo que ambos presentan.
Carmen Lilia Canturosas se consolidó esta semana como una de las figuras municipales más visibles del país. Su nombre apareció en los programas de ONU-Hábitat Colombia, Fitch Ratings, Texas Lyceum, el NADBank en San Antonio y la Cumbre Binacional del Agua en McAllen. La alcaldesa fue como representante activa de una ciudad a la que ha puesto en el radar de las decisiones fronterizas.
En Nuevo Laredo las más de 150 calles rehabilitadas en lo que va del año, las obras de infraestructura pluvial, los proyectos de movilidad, y el control en las finanzas municipales, hablan de una alcaldesa que gobierna en la calle… y dialoga en los foros. Su buen trabajo funciona porque hay algo que pocas veces coincide: hay visión… y hay resultados.
Beto Granados, en Matamoros, también está entregando buenas cuentas. Su estilo no es de reflectores, pero su expediente se está escribiendo en los hechos. En tan solo nueve meses, su equipo ha reparado 120 drenajes colapsados, muchos en colonias donde el agua pestilente convivía con los niños desde hace años. Granados no presume actúa. Su administración ha sido ordenada, técnica, austera y efectiva.
Y algo más: ha sabido mantener buena relación con el gobierno estatal. Coordinación plena, gracias a eso, Matamoros ha recibido apoyo para maquinaria, inversión compartida en obras y atención directa en temas prioritarios. Beto ha entendido algo clave: cuando el municipio y el estado jalan parejo, las cosas avanzan. Y eso se nota en Matamoros, se refleja en sus colonias y en
la agenda pública.
Por su parte, el gobernador Américo Villarreal Anaya sigue enfocado en consolidar lo que le toca: gestión de recursos, proyectos estratégicos y gobernabilidad. Esta semana viajó a la Ciudad de México para sostener reuniones de alto nivel con Bertha Gómez Castro (SHCP), Jesús Esteva (SICT), Zoé Robledo (IMSS) y Francisco Cervantes (CCE).
En esas mesas se defendieron temas concretos: infraestructura hospitalaria del IMSS-Bienestar, ampliación del Puente de Comercio Mundial III, Corredor del Golfo, puente Pánuco y conectividad interestatal. Américo no ha entrado en el juego de los gritos. Ni se engancha con provocadores. Ha preferido concentrarse en gobernar para que Tamaulipas siga apareciendo en la agenda federal como prioridad, no como problema.
Y hay quienes no soportan ver que el gobernador esté tan presente en la agenda nacional, es tanta la molestia que se han quitado las caretas levantando la voz con más rabia que estrategia, dejando claro que no buscan diálogo, sino desgaste y ataques para desestabilizar a un gobernante que un día sí y otro también, la presidenta Claudia sigue respaldando.
Ahí entra el caso de Casandra de los Santos Flores, diputada del Partido Verde, quien insiste en usar causas legítimas como pretexto para confrontar al gobierno estatal. Su nombre suena —aunque ella no aparezca— detrás de los bloqueos al puente Reynosa–Pharr, protagonizados por Guillermo Aguilar Flores, su esposa Juana Elizabeth Espitia, Juan Luis Pizano y José Razo Guzmán.
Casandra no se mueve sola. Se sabe respaldada por los senadores Maki Ortiz y José Ramón Gómez Leal, quienes han construido su narrativa política sobre el enfrentamiento con el morenismo institucional. Pero ese paraguas político ya no cubre igual, porque el grupo que los sostenía desde la capital también se está cayendo a pedazos.
El de Adán Augusto López Hernández, cuya figura se tambalea tras la caída de su exsecretario de Seguridad Pública en Tabasco, Hernán Bermúdez Requena, alias La Barredora. Con orden de aprehensión , Bermúdez ya es buscado por Interpol. Y Adán, quien lo defendió públicamente hasta el último minuto, empieza a cargar con la comparación inevitable: Bermúdez es su García Luna. Adán, su Calderón.
Y por si eso fuera poco, Ricardo Monreal, quien también padrino político de Casandra, ha abierto frentes con Claudia Sheinbaum y Omar García Harfuch, aislándose del nuevo centro de poder nacional. En política, quien se queda sin techo, se moja rápido.
Casandra sigue golpeteando y quienes le siguen el juego deberían empezar a preguntarse si ese respaldo que presume todavía existe. Porque las estructuras que la cobijan están dejando de ser fortalezas… para convertirse en ruinas. Y en ese terreno, el que no entiende, lo va a padecer. Seguirle el paso a Casandra hoy es comprar boleto para el basurero político de mañana.
La suerte está echada, mientras unos pelean por destruir, otros siguen avanzando. La diferencia ya no necesita explicarse, se nota.