¿Y el “tema” de Karla Luna?

Fuentes fidedignas. Por: Isaías Álvarez
Mientras Claudia Sheinbaum envía una carta a Morena pidiendo humildad, austeridad y cercanía con el pueblo, en Reynosa hay funcionarios que no solo ignoran esas palabras, las pisotean. Lo que ocurre en ese municipio es una bofetada a la ética pública, una farsa tan descarada, que ni el cinismo alcanza a cubrirla.
Karla Luna González, tercera regidora, regresó al Cabildo como si nada hubiera pasado. Como si no estuviera embarrada en una red de contratos amañados, como si no hubiera usado su cargo para desviar recursos públicos hacia empresas ligadas a su familia. La señora ya se presenta en las sesiones, sonríe, levanta la mano y se sienta tan campante a centímetros del alcalde Carlos Peña Ortiz, quien tampoco dice una palabra sobre los delitos en los que presuntamente incurrió su regidora estrella. ¿Qué tan desvergonzado tienes que ser para actuar como si nada, cuando todo Reynosa ya vio lo que hiciste?
Porque está documentado. Junto con Maricela Rosario Gutiérrez Rivas, jefa de la oficina del alcalde, Karla Luna operó contratos con prestanombres —empleados del negocio familiar—, se crearon páginas falsas con apenas unos cuantos seguidores, y se justificaron facturas por más de 300 mil pesos solo en diciembre de 2024 y eso fue solo la punta del iceberg.
El caso se ventiló en medios, hubo evidencias, nombres, fechas y documentos. Pero la Fiscalía Anticorrupción ha caminado con una lentitud criminal. ¿Y cómo no sospechar que ya les llegaron al precio? Ese es el modus operandi de los Makitos: cuando no pueden callarte, estimulan a los que deberían investigar. Cuando no pueden tapar el escándalo, ‘hackean’ al sistema para que mire hacia otro lado.
Y ahí está Carlos Peña Ortiz, que ni se inmuta. No exigió cuentas, no pidió renuncias, no se deslindó. Al contrario, le puso silla a su lado. El mismo que repite frases como “Reynosa Imparable” y “Volamos más alto”, tiene a su alrededor un gobierno que sí vuela… pero sobre los restos del presupuesto, con funcionarios que no paran, pero de saquear.
La carta de Sheinbaum a Morena habla de no usar recursos públicos, de evitar el influyentismo, de ejercer el poder con humildad. En Reynosa todo eso es letra muerta. No hay humildad donde hay cinismo, no hay austeridad donde hay factureras y no hay transformación donde el Cabildo es refugio de impunidad.
Decía la presidenta: “Morena no puede mirar de arriba hacia abajo, salvo para ayudar a levantar a alguien”. Pero Karla Luna y Maricela Rosario no levantan a nadie, al contrario, usan al pueblo como escalón. Y mientras ellas facturan y se acomodan en la mesa, el alcalde se hace el desentendido y los ciudadanos ven cómo su confianza se va drenando por una tubería rota de complicidad.
No basta con discursos ni con cartas, hace falta acción. Porque si Morena no limpia su casa, alguien más lo hará. El pueblo ya no aguanta otro periodo de saqueo maquillado con propaganda. Y si alguien en el poder cree que no habrá consecuencias, que le pregunte a la historia. Ahí está el legado de los que sí mintieron, sí robaron y sí traicionaron; y también ahí está su caída.