Marcelo Olán entra a las grandes ligas

Fuentes Fidedignas. Por Isaías Álvarez
En la política hay quienes presumen y quienes demuestran. Marcelo Olán Mendoza pertenece al segundo grupo: el de los que avanzan con resultados, no con reflectores. Desde la Oficina Fiscal de Reynosa logró algo que pocos logran, que hablen bien de quien cobra.
Su reciente nombramiento como Director de Oficinas Fiscales y Establecimientos de Bebidas Alcohólicas en Tamaulipas no fue casualidad, fue un reconocimiento directo a su desempeño en Reynosa, donde supo elevar la recaudación sin recurrir a escándalos ni simulaciones. Lo suyo fue trabajo de campo, disciplina administrativa y liderazgo genuino.
Y eso no es poca cosa. En una ciudad donde algunos cargos se heredan como si fueran propiedades familiares, hay quienes se los ganan. Mientras unos siguen jugando en equipo con sus papás, otros —como Marcelo— se rifaron solos con puro talento, y hoy se ven recompensados. Porque esto ya no es liga municipal, Marcelo Olán ahora juega profesionalmente en el estado.
La encomienda no es menor: recorrer los municipios, alinear criterios y fortalecer el sistema fiscal del estado. Pero también es una oportunidad para mostrar que se puede ejercer el poder sin arrogancia. Porque si algo lo define, es su combinación rara en el servicio público de humildad, inteligencia y disciplina.
El gobernador Américo Villarreal apostó por un perfil técnico, pero con sensibilidad. Por alguien que no solo entiende los números, sino que escucha y ejecuta. No para quedar bien, sino para que las cosas funcionen.
En un sistema lleno de cuotas, compadrazgos y herencias, todavía hay nombramientos que se ganan con esfuerzo. Y Marcelo es la prueba de que el mérito, cuando se reconoce, puede cambiar las reglas del juego.