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La elección del poder judicial que viene: ¿en verdad el pueblo bueno es infallable?

Por: Vicente Hernández

“La ignorancia no discierne, busca un tribuno y toma un tirano. La miseria no delibera, se vende. Alejar el sufragio de manos de la ignorancia y de la indigencia es asegurar la pureza y acierto de su ejercicio. Algunos dirán que es antidemocrático pero la democracia, tal como ha sido ejercida hasta ahora nos ha llevado a este triste destino.” «Juan Bautista Alberdi»

La fecha ya está muy próxima, y el ánimo de la gente para salir a votar el domingo 1 de junio por diversos cargos del Poder Judicial de la Federación está muy lejos, al no mostrar entusiasmo por elegir a quienes serán los integrantes del nuevo poder judicial, y quizás esto se deba a que la mayoría de los mexicanos, poco o mucho les importa esta elección, principalmente porque no se trata de algún candidato o candidata, a diputado, senador, presidente municipal o gobernador, quienes son los que reparten sonrisas, promesas, despensas y compra de votos.

Pero también habremos algunos desencantados por estas elecciones judiciales, y el principal motivo se debe a que desgraciadamente todas las garantías que se habían construido a lo largo de décadas para contar con elecciones libres y auténticas, han sido arrojadas por la ventana, y nos encaminamos a algo que claramente es una vil simulación democrática, y si de analizar estas elecciones se trata, veremos que están ocurriendo situaciones inéditas, que implican una grave y preocupante regresión en el sistema electoral al que estábamos acostumbrados.

Algunos analistas opinan, que esta llamada “Renovación del sistema judicial” no es más que una venganza del ex presidente López Obrador en contra de la Magistrada Norma Lucía Piña Hernández, por no haber querido ser cómplice, (como si lo fue Arturo Zaldívar) de algunas iniciativas de ley que pretendía en aquel entonces, ya que por ejemplo se impidió que la Guardia Nacional quedara bajo el mando militar de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) asimismo se opuso a la aprobación para la extinción de 13 de los 14 fideicomisos del Poder Judicial, pero lo que más disgusto al ex presidente, fue que en 2021, la magistrada Piña se opuso a la llamada Ley Zaldívar, una reforma a la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación, que buscaba ampliar por dos años más el periodo de Arturo Zaldívar como presidente del máximo tribunal.

Estas próximas elecciones serán un tanto complicadas, porque los ciudadanos tendrán que votar por múltiples cargos en la misma boleta, y no por uno, como hasta ahora había venido ocurriendo, volviendo el sufragio un acto tan complejo, que puede poner en riesgo la expresión auténtica de la voluntad de los electores, y como si regresáramos; al no digo al Priato, sino al porfiriato, los resultados preliminares no serán dados a conocer en la noche de la jornada electoral como había venido sucediendo en los últimos 30 años, ahora habrá que esperar muchos días para conocer los primeros resultados, y los votos serán contados por otras personas, y no por los integrantes de la casilla donde se originaron.

Tenemos también el hecho de haberse suprimido casi todos los mecanismos de vigilancia de la actuación de la autoridad electoral existente, hasta ahora no habrá nadie que vigile que el INE haga bien su tarea, y que no se cometan anomalías, pero lo peor es que prácticamente nadie contará con elementos para impugnar efectivamente los resultados, esto aunado a que el INE recibió 316,571 solicitudes de ciudadanos para ser observadores electorales, que contrastan con las 34,881 de la última elección presidencial, lo que enciende los focos rojos y todas las alertas y sospechas de que esa figura se esté utilizando, no para auditar el proceso, sino para incidir indebidamente en el mismo, y si a esto le sumamos la gran movilización que tendrán los miles y miles de los llamados servidores de la nación, que son los promotores de programas sociales del gobierno federal, que visten chalecos guindas, el color de Morena (violando la ley electoral) y que han desplegados en casillas de votación durante las jornada electorales pasadas, estos les indicaran principalmente a los beneficiarios de programas sociales, que deberán votar por los candidatos de Morena, para “seguir conservando sus apoyos” y por otro lado los carteles del crimen organizado, también presionaran para que sus candidatos a jueces salgan elegidos.

Y aunque el presente texto no tiene la pretensión de tratar de disuadir a mis escasos lectores de no acudir a votar el día 1 de junio, si pretende dar a conocer las demasiadas novedades negativas que hacen de esta elección, no sólo la más controvertida de nuestra historia moderna, sino también hacer juntos esta reflexión: si el ex presidente López Obrador y la presidenta Claudia Sheinbaum agarraron parejo, al repetir de manera constante que todo el poder judicial estaba podrido y lleno de corrupción, y que para erradicar toda esta corrupción era necesaria la reforma de ley, y así el pueblo bueno podría elegir libremente a sus juzgadores, eligiendo a los mas probos, capaces y honrados jueces y magistrados, rematando con la siguiente interrogante:

¿No fue votando la manera en que en el pasado inmediato el pueblo bueno eligio a nuestros gobernadores, diputados, senadores y presidentes municipales? y de estos algunos salieron corruptos, mentirosos y ligados al crimen organizado, pero también es cierto que de estos malos gobernantes, ni uno solo ha ido a parar a la cárcel, al contrario se les ha premiado con embajadas, diputaciones y senadurías plurinominales, para blindarlos de la aplicación de la ley, de tal manera que el color guinda se ha convertido en el color de la impunidad, y que esta farsa de elección, no es otra cosa mas que el apoderamiento del poder judicial de manera fraudulenta, para seguir pateando la democracia, y terminar de instalar la autocracia, que es un preámbulo a la dictadura.

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