La coyuntura reynosense

La Comuna
José Ángel Solorio Martínez
Reynosa, Tamaulipas, es una ciudad en constante reacomodo político. Sus dinámicas sociales, son vertiginosas; si se mide el tiempo en el cambio constante en sus escenarios y en sus actores políticos. Su ubicación geopolítica, ha hecho de este espacio, rehén de los grupos y capitales antisociales.
Décadas, han dominado la ciudad, fuerzas oscuras.
No tan abiertamente –aunque así lo parezca–; el sigilo ha sido la característica de esta expresión en la red de autoridad municipal.
Las élites políticas, han naturalizado la convivencia con las élites negras.
Han terminado por fusionarse.
Han concluido, con la normalización de ese fenómeno.
Grandes millonarios cuyas fortunas tienen origen cuestionable desde el punto de vista moral; pero no, desde la óptica de la sociedad reynosense. Se han mezclado las nuevas generaciones de tal manera que hoy legitimados por la socialización y el ejercicio del poder tras bambalinas, son imprescindibles en la vida socioeconómica reynosense.
Todavía hoy esa peculiaridad sigue sobreviviendo.
¿Algún día veremos achicado la intromisión de esa tenebrosa sociedad en la administración de la ciudad?
Existe la posibilidad.
Esos factores aún cuentan con amplia base social.
La buena noticia: cada día es menor su influencia.
La objetiva caída en las preferencias electorales de los Makyiavélicos –sondeos demoscópicos realizados en forma independiente, que coinciden con los oficiales– señalan que la familia Peña Ortiz, apenas rasguña el 26 por ciento de positivos entre la población abierta.
Lo mismo las candidatas del Nini Gómez Leal; aliado predilecto de Makyito y sus amados padres.
Esos indicadores, son la luz al final del túnel.
No sólo la estirpe de Maky está sufriendo desgaste; también la pandilla del guachicol de cuello blanco, que representa Gómez Leal.
¿Hay condiciones para el reemplazo de esas élites podridas?
¿Existen segmentos de la clase política reynosense desvinculados de los negocios típicos de nuestra frontera?
Sí.
Destacan por su participación en la IV T, Humberto Prieto, coordinador de la mayoría morenista en el Congreso y la diputada, Magaly Deándar.
Son de las pocas cartas del Segundo Piso de Claudia Sheinbaum, en Reynosa, que no tienen la cara manchada por el hollín del movimiento de los hidrocarburos bajo escrutinio.
Los abucheos de la pasada semana a Makyito, marcaron su colapso: al mismo tiempo, dio el arranque de salida para quienes piensan en sustituirlos.