El desmoronamiento de los Makyiavélicos

La Comuna
José Ángel Solorio Martínez
Brotó la descomposición del ayuntamiento de Reynosa, Tamaulipas. Tal pareciera, que les han dado el banderazo para operar en todas sus áreas como si estuvieran en el trienio de Hidalgo.
¿Qué más podían hacer los Makyiavélicos si ven cercano el fin de sus carreras políticas?
¿Qué otra conducta que en su práctica de gobierno realizaría si ven cerca el derrumbe de su reinado?
Ninguna otra cosa más: rapiñar.
Una de sus colaboradoras de confianza, Karla Luna fue descubierta en malos manejos en la dirección de prensa del municipio.
Millones de pesos de ese rubro andan volando.
No fue un robo directo. Lo hacía a trasmano: un trabajador de un familiar suyo, que labora en una de sus empresas, fue dado de alta en la lista de proveedores del ayuntamiento.
El desconocido expedía las facturas; pero Karla recibía el dinero de ellas.
Mensualmente, en ese sólo caso, la también regidora de Makyito, documentaba por servicios periodísticos por más de 300 mil pesos.
Se especula que hay decenas de prestanombres en ese neurálgico departamento.
El modesto editor recibía únicamente el salario por su trabajo en el negocio de los familiares de la señorita Luna.
Se desconoce si la avezada damita, repartía el dinero con el alcalde Makyito.
Se ignora si de ese ilícito ingreso, era abonado para la precampaña a la gubernatura de la senadora por San Luis Potosí, Maky Ortiz.
Lo cierto es que son cada vez más expuestos a la luz pública los actos de corrupción de los Makyiavélicos y su gente de confianza.
Son diez años de tropelías.
De familiares y amigos, que han vivido cuestionados.
El papá Carlos Peña, por años manejó el DIF; y nunca informó de los recursos de la dependencia. La Makyiavélica mayor, por cinco años gobernó la ciudad haciendo caso omiso de las instituciones fiscalizadoras. Para no hacer olas, hizo cómplices a los actores políticos de la ciudad.
Fue una gobernabilidad comprada.
Uno de los más beneficiados fue el senador José Ramón Gómez Leal.
Entregó la Comapa a sus personeros, para que hicieran y deshicieran en la empresa. Al igual que siempre: operó como caja chica de políticos, amigos y familiares. Hoy está bajo la lupa de la Fiscalía anticorrupción.
El clan familiar está acabado.
El enorme imperio que crearon a golpe de billete está desmoronándose.
Maky no puede transitar por la ciudad sin recibir reclamos.
Makyito sólo sale para recibir insultos en cada vez más irritadas comunidades.
Y don Carlos prefiere no juntarse con la chusma.
Es grande Reynosa: no se la han podido acabar tanto bandido.