¿Realmente se necesitará un exorcismo en el palacio nacional?

Por: Vicente Hernández
“En un mundo venal, hecho de hipocresía y falsas maneras, los poderosos, los buitres carroñeros, los envidiosos, los cobardes y los canallas suelen encubrirse unos a otros.”
«Arturo Pérez-Reverte»
Por lo visto el palacio nacional (dicen) necesita urgentemente un exorcismo, o por lo menos una limpia con un burujo de Catemaco, porque el anterior inquilino dejo muy malas vibras, y los demonios del odio, resentimiento, egolatría y la mentira, se apoderaron ahora de la nueva inquilina, tal vez por esa razón durante la mañanera del martes, la Mandataria federal acusó que Norma Piña y algunos ministros quieren adelantarse, y dejar su propio órgano administrativo, y pretende dar un «albazo» y designar a la mayoría de los que integrarán el nuevo Órgano de Administración Judicial (OAJ).
Otro caso de posesión es el del padre Alejandro Solalinde, que en algún momento fue referente del cristianismo que está del lado de la gente más desprotegida, así como protector de los migrantes, pero por tanto andar visitando a su amigo; el ex presidente Andrés Manuel López Obrador, hoy día el demonio del odio irracional se apodero de su lengua, ya que según el Director de Albergue para Migrantes “Hermanos en el Camino”, tanto Isabel Miranda de Wallace (recién fallecida) como Norma Piña, representan “lo más podrido” del Poder Judicial, dejando en claro que lo suyo no es el cristianismo, sino la política y la abyección.
Pero sin freno a su lengua “leperina”, criticó a quienes durante años respaldaron a Miranda de Wallace, asegurando que “deben sentir vergüenza” además de ser cómplices y “remanentes de un sistema fallido” ¿así o más cristianas las canallescas declaraciones de una persona, de la cual se supone, practica una doctrina en la cual, uno de sus principales postulados es, el amor al prójimo? En su vomitiva declaración a los medios, Solalinde quiso matar a dos pájaros de una sola pedrada, cuando dice “Isabel Miranda de Wallace y Norma Piña representan “lo más podrido” del Poder Judicial” solo que la señora Isabel Wallace, nunca formo parte del poder judicial, pero si fue una política mexicana que tomó mayor relevancia, luego de fundar y presidir la asociación civil Alto al Secuestro, ello tras el secuestro y asesinato de su hijo Hugo de Wallace, siendo también una piedrita en el zapato de López Obrador, al presentar mensualmente estadísticas reales de los secuestros que diariamente se realizan en territorio nacional, y no los maquilladas estadísticas oficiales que presentaban durante la mañaneras de López.
En cuanto a la actual presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación Norma Piña Hernández, Solalinde solo hace eco de los sopapos que le propino López Obrador, y le sigue propinando la presidenta Claudia Sheinbaum, cuando acusa a la ministra Piña Hernández y a otros ministros, de intentar un “Albazo” para designar anticipadamente a la mayoría a los integrantes del nuevo Órgano de Administración Judicial ( OAJ), en base a que la ministra Loretta Ortiz Ahlf, denunciara estas supuestas intenciones de la magistrada presidenta Norma Piña.
Volviendo al majadero padre Solalinde, este, paso de ser defensor de los migrantes y de los desposeídos, una vez que llegó López Obrador al poder, dejando de servir a “su señor Jesucristo”, para ponerse a las órdenes del “señor presidente”, Solalinde llamó repetidamente al “mesías de Macuspana” el “Santo Sanador”; y en algún momento de exaltación lo llamó “profeta”, y esto lo alejó más del cristianismo ya que en el versículo 16 de la Biblia dice: «Al señor tu Dios adoraras, y a el solo servirás”.
Pero todo lo anterior ya no sorprende tanto en estos tiempos estelares de la Cuarta Transformación, en la que los ataques a quien no comulgue con la doctrina morenista, son constantes y aplastantes, sin recato alguno, tiempos en que violando repetidamente la constitución, se sometio al Poder Judicial, el único que se ha mantenido de pie (aunque muy debilitado), para tratar de impedir que se destruya el régimen democrático, que durante tantos años prevaleció en México, para convertirse en un país autocrático, que es una forma de gobierno en la que el poder político está concentrado en una única persona, cuyos actos y decisiones son incuestionables, como consecuencia de la falta de participación ciudadana, la ausencia de libertades y derechos fundamentales, así como la concentración de poder en manos de unos pocos.