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¿Para esto querían la COMAPA?

Fuentes fidedignas. Por: Isaías Álvarez

La ciudad amaneció bajo el agua. Las colonias populares convertidas en canales, los autos flotando, y cientos de familias sacando agua de sus casas como si viviéramos en zona de desastre natural permanente. Pero no, esto no es un huracán categoría cinco. Es solo lluvia. Y eso, en Reynosa, es sinónimo de caos. ¿Por qué? Porque no hay drenaje pluvial. Porque lo que debería funcionar, no funciona. Porque la COMAPA no hizo su trabajo.

Y aquí viene la pregunta que muchos se hacen —y con justa razón—: ¿para esto se ampararon Carlos Peña Ortiz y José Ramón Gómez Leal? ¿Para eso pelearon con uñas y dientes la operación de la COMAPA, si cuando más se necesitaba una institución eficiente, quedó en evidencia su total abandono y desinterés?

Reynosa no está así por casualidad. Está así porque se gobierna con cálculo político, no con visión de ciudad. Porque el dinero que debió usarse para renovar colectores, desazolvar drenajes, modernizar cárcamos y prevenir inundaciones, se fue en otros intereses. Porque lo urgente nunca fue prioridad, y lo prioritario fue usar la COMAPA como botín de poder.

Recordemos que el Congreso del Estado reformó la Ley de Aguas para aumentar la representación ciudadana y estatal en los organismos operadores. Una medida necesaria para sacar a la COMAPA del control político y garantizar eficiencia. Pero aquí, en Reynosa, el alcalde Carlos Peña Ortiz se amparó. No quiso soltar el control, y no lo hizo solo, lo hizo respaldado por su socio, el senador José Ramón Gómez Leal.

Sí, el mismo que quiere ser gobernador. El mismo que promueve a Claudia Hernández como futura alcaldesa de Reynosa. El mismo que ni siquiera paga el agua. Porque ARGOTAM, una empresa ligada a JR, adeuda a la COMAPA $168,829.00 pesos. Una burla, considerando que mientras la ciudadanía batalla para pagar sus recibos, ellos utilizan el organismo como extensión de su poder económico.

Y todavía se atreven a hablar de legalidad, cuando lo que han hecho es usar la figura del amparo para frenar la intervención del Estado y mantener los privilegios que les da manejar los recursos de COMAPA como les da la gana.

Pero la realidad ya los alcanzó, la lluvia les quitó el disfraz. Hoy es evidente que no hubo mantenimiento, ni desazolve, ni prevención. La ciudad no se inundó por una tormenta histórica, sino por un abandono sistemático.

Y mientras Reynosa colapsa, ellos siguen inaugurando museos vacíos, organizando ferias millonarias y vendiendo humo en redes sociales. ¿De qué sirve todo eso si la gente tiene que caminar entre aguas negras? ¿Qué clase de administración prioriza los reflectores sobre la seguridad de su población?

Frente a esta emergencia, el Gobierno del Estado debe actuar ya. No es una sugerencia, es un mandato legal. El artículo 5 de la Ley de Aguas del Estado de Tamaulipas faculta al Ejecutivo para intervenir en los organismos operadores cuando haya siniestros o desastres graves que impidan la prestación de los servicios. ¿Qué más se necesita? ¿Más colonias anegadas? ¿Más patrimonio perdido?

Esta es la oportunidad de demostrar que el Estado no solo observa, sino que actúa y protege a la gente. Que no se deja chantajear por políticos que usan las instituciones para su beneficio y que tiene la voluntad de poner orden donde otros solo han sembrado caos.

Porque lo que está en juego no es un cargo, es la dignidad y la vida del pueblo de Reynosa. Y esa no puede seguir en manos de quienes la han traicionado tantas veces.

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