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Las gorras verdes

Fuentes fidedignas. Por: Isaías Álvarez

En política, los colores no son un detalle menor. Son identidad, territorio y mensaje. No es coincidencia que el rojo y el azul definieran por décadas la batalla entre el PRI y el PAN, ni que el guinda de MORENA simbolice la ruptura con el viejo régimen. Los colores construyen percepciones y, a veces, también traicionan intenciones. ¿Qué hubiera pasado si en aquellos años, un priista hubiera hecho campaña con azul panista? Sería una herejía política, una declaración de guerra a su propio partido. Pero hoy, en Tamaulipas, un senador morenista reparte gorras verdes sin recato alguno, como si nadie lo notara.

José Ramón Gómez Leal, parece jugar a dos bandas. Oficialmente es senador de MORENA, pero en los hechos actúa como un operador del Partido Verde en Tamaulipas. No solo se cuelga de programas gubernamentales ya existentes para recorrer comunidades rurales y hacer promesas que muy difícilmente podría cumplir, sino que lo hace bajo una imagen cromática ajena a su partido. En sus recorridos, la gente no ve el guinda que identifica a la Cuarta Transformación, sino el verde de un partido que, en Tamaulipas, está lleno de oportunistas y desechos de otros partidos.

Este no es un error de diseño ni una simple casualidad. En la política mexicana, el color es parte de la estrategia de poder. Si JR utiliza el verde es porque busca enviar un mensaje. Quizá no quiere mostrarse como un morenista alineado con el gobernador Américo Villarreal. Tal vez le conviene más quedar bien con los Makitos en Reynosa, donde la familia se ha enquistado en las estructuras de poder local. O peor aún, podría estar pavimentando su camino para un eventual rompimiento con MORENA y un salto definitivo al Partido Verde.

El caso de la COMAPA en Reynosa lo deja en evidencia. En teoría, la administración de la Comisión Municipal de Agua Potable y Alcantarillado debería estar bajo la administración del ayuntamiento, como es usual. Sin embargo, en la práctica, es operada por gente de JR. Esto no solo representa una anomalía política, sino una declaración de autonomía. Si los Makiavelicos no tiene la suficiente injerencia en un organismo municipal clave, es porque han cedido ese espacio. Es decir, JR tiene estructura propia y la está usando a su favor.

La gran pregunta es: ¿MORENA permitirá que JR continúe con su doble juego? La historia reciente nos ha enseñado que los partidos que toleran fracturas internas acaban pagando caro la factura. Si alguien en la dirigencia nacional o estatal cree que Gómez Leal está en la línea, basta con ver sus recorridos y su estrategia de imagen. No parece un soldado de la Cuarta Transformación, sino un operador que busca ganar territorio a la sombra del Verde. MORENA tiene dos caminos: alinearlo o dejarlo crecer. Si opta por lo segundo, en 2028 podría encontrarse con un candidato del Verde reclamando la gubernatura con una estructura propia y un discurso de “traicionado por su partido”.

En política, los colores no mienten. En 2000, Vicente Fox se desmarcó del azul tradicional del PAN usando camisas blancas para ampliar su atractivo entre priistas desencantados. Funcionó. Hoy, JR juega con el verde mientras dice ser guinda. Si no se le pone un alto, será cuestión de tiempo para que termine pintado completamente del color que en Tamaulipas simboliza el oportunismo y el hambre de poder. La pregunta es: ¿hasta cuándo MORENA seguirá permitiendo que muchos hagan y deshagan a su antojo?

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