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El cambio en Reynosa

La Comuna

José Ángel Solorio Martínez


La catástrofe de las inundaciones en Reynosa, Tamaulipas, no sólo sepultó los sueños de miles de ciudadanos; también, dinamitó el futuro político de los Makyiavélicos. Su conducta clasista, elitista, les impidió tener empatía con los damnificados y los hizo actuar como sujetos ajenos al mundo de los desvalidos.

Su presencia tardía –aparecieron 24 horas después del siniestro– generó rabia e incomodidad en los afectados. Con sus colores del PV muy puestos –vestía de verde, en un abominable intento proselitista–, acompañada de un gran equipo publicitario –cámaras fotográficas, cámaras de video y boletineros de la presidencia– doña Maky, intentó llevar despensas –unos fritos y sopa Maruchan– a los vecinos de Villa Esmeralda, una populosa colonia de la ciudad.

No les gustó la nauseabunda actitud de la senadora verde, a los vecinos.
Los auxiliares de la capitana de los Makyiavélicos, se transportaban en cuatro lujosos vehículos. Iban ataviados con chalecos de MORENA y el Verde.

Los echaron, del todavía inundado lugar, caballerosa pero tajantemente.
–Retírense por favor.

Los visitantes se sorprendieron.
Apenas pudieron replicar los advenedizos.

–Aquí no nos han dado nada nadie; ni Maky ni Makyito– dijeron los afectados.
Un pequeño balbuceo de Maky.
Vino luego la petición:
–Están estorbando las máquinas que nos están ayudando a limpiar. Nos cobran por hora. Por favor, retírense váyanse a otros lugares.

La caravana de los Makyiavélicos se retiró con más pena que gloria.
Algo está pasando en Reynosa.
En lo más profundo y amplio de la ciudadanía reynosense.
El quiebre de la infraestructura urbana por las incontrolables aguas también cuarteó la retícula que habían tejido, en las colonias populares en años, Makyito y su mamá.

El peso de la solidaridad no recayó en los políticos. La están soportando las iglesias –sobre todo protestantes– y organizaciones no gubernamentales.

La autoridad municipal, fue ignorada por la ciudadanía afectada y por la sociedad organizada. Sin duda, es el inicio de la organización independiente de las comunidades. Algo muy significativo, plausible, para destacar.

Se puede afirmar que Reynosa es otra.
Será un antes y un después de las inundaciones de marzo.
Por supuesto: los Makyiavélicos no son parte de ese porvenir para los reynoseses.
Debe olvidarse de la gubernatura Maky.

Makyito, y su novia por contrato, deben decir adiós a sus pretensiones.

El proceso de limpia de los daños de la tormenta pasa necesariamente, por lanzar a las alcantarillas los inhumanos tratos de los Makyiavélicos.

Junto con su demagógica y oportunista conducta.

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