Sheinbaum termina con la polémica
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Sin Filtros; por Brenda Ramos
El poder no se mide en silencios, sino en respuestas. Hoy, la presidenta Claudia Sheinbaum lo demostró con claridad al enfrentar la controversia y cerrar de manera contundente el tema del abogado Juan Pablo Penilla.
Con solo tres puntos, Sheinbaum desactivó la polémica con la precisión de una política experimentada. Primero, respaldó las respuestas oficiales, dejando claro que el gobernador Américo Villarreal y la presidenta de Morena, Luisa María Alcalde, ya habían fijado su postura, disipando cualquier especulación. No hubo titubeos ni dobles discursos: Sheinbaum no solo avaló estas respuestas, sino que tampoco sugirió nuevas investigaciones, reafirmando que el tema estaba cerrado.
El segundo punto dejó en evidencia la fragilidad del ataque opositor. Sheinbaum recordó que Juan Ramón Collado Penilla fue reconocido por una legisladora del PAN, lo que pone en perspectiva el verdadero alcance de sus vínculos políticos. El intento de involucrarlo con Morena quedó desmontado con un simple dato: su relación política está en otro lado.
Finalmente, la presidenta dejó en claro que en su gobierno no hay espacio para la simulación ni el encubrimiento. “Si hay algo que investigar, que lo haga la fiscalía”, sentenció, poniendo fin a cualquier insinuación sobre falta de transparencia. La estrategia opositora se quedó sin sustento, mientras el mensaje en Palacio Nacional fue claro: el tema ha sido respondido y la narrativa artificial no tiene más terreno donde crecer.
Pero mientras Sheinbaum enfrentó y resolvió la controversia, en Reynosa ocurre lo contrario. En Tamaulipas, los silencios no han pasado desapercibidos. Este fin de semana, diversos medios de comunicación entrevistamos a Perla Cáceres, quien contó cómo está a punto de perder su negocio de la noche a la mañana. No por malas decisiones ni por falta de clientes. Para Perla, lo ocurrido es una venganza política por parte de la Senadora Maki Ortiz.
Maki Ortiz compró el edificio donde Perla ha operado su restaurante por cinco años, en una operación que no se le dio a Perla el derecho preferente de adquisición. En su testimonio, afirmó que las notificaciones de desalojo por parte de su arrendador con quien jamás había tenido ningún problema ocurrieron poco después de que un familiar suyo, diputado local, impulsara una reforma que perjudicó al gobierno de Reynosa. La coincidencia es demasiado conveniente como para ser accidental.
Maki, que llegó al Senado con la bandera de «Por ella, por todas», parece haber olvidado su propio lema. Al cerrar el restaurante Azul Antiguo, Perla no solo perdería toda su inversión, sino que las mujeres que trabajan con ella (algunas embarazadas) quedarían sin empleo de un día para otro. La pregunta no es por qué Perla está a punto de perder su restaurante, sino por qué otras mujeres sí son protegidas por Ortiz.
¿Porque el apoyo de Maki Ortiz es selectivo? Mientras Perla fue despojada de su negocio, Karla Luna, a quien ya apodan como “la regidora fantasma”, sigue cobrando sin trabajar. Desde hace meses no pisa México, pues se encuentra en Estados Unidos arreglando su estatus migratorio.
Otra de las consentidas de Maki es la eterna tesorera Esmeralda Chimal, quien administra recursos sin transparencia desde hace cuatro administraciones en Reynosa. Y por otro lado, está la diputada federal Casandra de los Santos, que ataca periodistas a diestra y siniestra con total impunidad.
Si el feminismo es para todas, ¿por qué unas sí y otras no? ¿No que “Por ella, por todas”? Aquí fue “por ella y por unas cuantas”.
La compra del inmueble donde Perla tiene su negocio no es un caso aislado. Como reveló el periodista Hugo Reyna, la familia Ortiz ha adquirido múltiples propiedades estratégicas en Reynosa y Texas. Entre ellas, el antiguo Hotel Internacional en Zaragoza y Ocampo, locales comerciales en la Zona Centro y propiedades a los alrededores del Museo del Ferrocarril. Comerciantes han denunciado presiones para vender, mientras la remodelación de la ciudad beneficia directamente a los nuevos propietarios.
Maki Ortiz no solo calla ante los señalamientos, sino que su silencio se extiende sobre el origen de los recursos con los que han acumulado estos bienes. La senadora del Verde sigue acumulando sombras. La historia de Perla no es solo un despojo; es el síntoma de un patrón.
Y la pregunta ya no es qué más han comprado, sino cuánto tiempo más podrán ocultarlo.