¿Libertad de expresión o impunidad mediática?
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Sin Filtros; por Brenda Ramos
Ayer, la alcaldesa de Nuevo Laredo, Carmen Lilia Cantú Rosas Villarreal, alzó la voz en una rueda de prensa para denunciar los ataques que ha recibido en redes y medios de comunicación. Y si bien, no es la primera vez que un político enfrenta críticas, en este caso, los señalamientos han dejado de ser sobre su trabajo y se han convertido en una serie de ataques a su físico, su vida personal y a su familia.
CLCR pidió que se detuvieran todas las campañas de desprestigio, no solo las que van en su contra, sino también las dirigidas a sus adversarios. Con este gesto, dejó claro que no gobierna solo para un grupo, sino para todos, incluso para quienes la critican. ‘Hemos visto que en otros medios también se han lanzado ataques contra nuestros adversarios políticos. Por ello, hago un llamado a la civilidad y a detener las prácticas que perjudican no solo a las personas, sino también al ejercicio del periodismo y la libertad de expresión’, declaró.
¿Qué otro gobernante en su lugar habría hecho lo mismo? En la mayoría de los casos, cuando un líder es atacado, su prioridad es defenderse a sí mismo. Sin embargo, el mensaje de Carmen Lilia va más allá de su persona: está gobernando para todos, sin importar afiliaciones políticas o posturas personales. Esto no es lo común en la política, la alcaldesa es la excepción y no la regla. ¿Alguien cree que Yahleel Abdalá habría hecho lo mismo? ¿Que habría pedido civilidad incluso para detener los ataques contra sus adversarios, como lo ha hecho Carmen Lilia?
Ahora bien, las campañas de desprestigio no se construyen solas. Detrás de cada ataque bien coordinado hay una línea de intereses políticos, recursos dirigidos y operadores dispuestos a ensuciarse las manos. Carmen Lilia Cantú Rosas Villarreal dejó claro que los ataques en su contra no son espontáneos ni aislados, sino parte de una estrategia que beneficia a ciertos grupos políticos. «Sabemos quiénes están detrás de estos ataques. Estas páginas, casualmente, difunden notas positivas a favor de cierto grupo de regidores y actores políticos. Es evidente que se trata de una estrategia con fines políticos que buscan desprestigiarme y minar la confianza en este gobierno a través de la misoginia», declaró.
Pero si estas denuncias proceden, la pregunta es inevitable: ¿quién responderá por los periodistas señalados? Los operadores políticos que alientan estos ataques rara vez dan la cara cuando llegan las consecuencias. ¿Les pagarán los abogados y les ayudaran con las sanciones o simplemente los dejarán solos cuando ya no les sean útiles? La historia ha demostrado que, cuando el problema crece, los estrategas desaparecen y los ejecutores cargan con las consecuencias.
Antes de cruzar ciertos límites, los compañeros periodistas deberían preguntarse si realmente vale la pena seguirle el juego a este tipo de golpeteo orquestado. Ahora bien, no hay que confundir la libertad de expresión con el libertinaje, en este caso no hay censura, porque Carmen ha sido enfática en que el debate público y el derecho a cuestionar su administración son legítimos, incluso cuando las opiniones no le favorecen. Lo que denuncia no es el escrutinio de su gestión, sino la utilización de su imagen y vida personal como herramienta de ataque.
«Yo no digo que no me critiquen, que lo hagan, pero que critiquen mi trabajo, no mi imagen, no mi familia, no mi persona. Y que no se use la prensa para favorecer a unos y atacar a otros», declaró y agregó «Estoy a favor del debate público y de la crítica, pero esto no es crítica, esto es violencia disfrazada de opinión. Se están cruzando los límites» porque Carmen Lilia no está pidiendo un trato especial, sino un debate justo, donde el trabajo hable por encima de la descalificación personal.
Otro punto que vale la pena resaltar es que, Cantú Rosas no confundió las paridas con las preñadas, mientras algunas políticas confunden el escrutinio con ataques personales para evadir la crítica, ella ha sido clara en que su labor debe ser evaluada, pero sin descalificaciones sobre su imagen o vida privada. De ahí que recibiera el apoyo conjunto tanto de MORENA Tamaulipas y su dirigente estatal la maestra Lupita Gómez como del presidente de la Junta del Congreso del Estado de Tamaulipas diputado Humberto Prieto Herrera y demás diputados de las bancadas de MORENA/PT/VERDE.
Finalmente, les comparto las reglas que uno de mis queridos maestros me enseñó: No hablar del aspecto físico, no involucrar a la familia del político a menos que él o ella los hayan subido al ruedo con un interés político detrás, y solo escribir lo que podemos sostener, sobre todo, porque quienes calientan la cabeza para que expongas tu pluma a cruzar el límite rara vez te van a echar un salvavidas.
Porque, cuando llegan las consecuencias legales, el periodista queda solo. Hoy el tema es Carmen Lilia, mañana puede ser cualquier otro actor público o incluso la prensa misma.