Hambrientalistas le dan la espalda a Claudia
Sin Filtros; por Brenda Ramos
México no está para titubeos y el sector empresarial lo sabe. Frente a la tormenta arancelaria que asoma con la vuelta de Donald Trump, los empresarios han decidido cerrar filas con Claudia Sheinbaum, respaldando su postura de firmeza y diálogo ante la mayor economía del mundo. En una reunión en Palacio Nacional, la presidenta agradeció el apoyo y dejó claro que la estrategia no es improvisada: a su lado estuvieron Marcelo Ebrard, Juan Ramón de la Fuente y Altagracia Gómez Sierra, veteranos en la arena de las negociaciones con Washington. El mensaje es contundente: México no se agacha, se organiza y actúa con la cabeza fría.
Pero mientras los empresarios mostraban un sentido de responsabilidad nacional, el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) se perdió en el mutismo y la conveniencia. Ayer hablamos sobre cómo esta crisis dejó al descubierto quiénes realmente respaldan a Claudia Sheinbaum y quiénes solo aparecen cuando les conviene. Hoy profundizaré en el tema, porque luego de una minuciosa investigación, queda claro que el silencio del Verde no fue una casualidad, sino una estrategia premeditada.
Ya les mencioné algunos nombres de senadores que optaron por el silencio cuando la situación exigía definición, pero hoy, con tengo la lista completa, es aún más evidente que los legisladores recibieron línea directa para quedarse callados el domingo 01 de febrero. Manuel Velazco, Karen Castrejón Trujillo, Gilberto Hernández Villafuerte, Juanita Guerra, Maki Ortiz, Ruth González Silva, Jorge Carlos Ramírez Marín—extitular de la SEDATU en el sexenio de Enrique Peña Nieto—, Rocío Corona Nakamura, Virgilio Mendoza y Luis Armando Melgar.
Mientras tanto, Waldo Fernández González, de Nuevo León, y Jasmine María Bugarín Rodríguez, de Nayarit, sí dieron la cara y respaldaron a la presidenta. Diputados locales están igual, la mayoría no respaldaron a la presidenta el domingo 01 de febrero, sino que salieron de sus madrigueras hasta que Claudia logró apagar el fuego con Estados Unidos sin ellos, que se supone forman parte de la cuarta transformación. Algunos incluso al día de hoy tampoco se han pronunciado.
Por eso no nos sorprendió que, luego de escudriñar a fondo las cuentas de redes sociales del Partido Verde Ecologista, la omisión fuera aún más evidente: no hay una sola palabra de respaldo a nivel nacional ni en las dirigencias estatales. Esto no fue un descuido ni una casualidad, sino una estrategia orquestada para dejar sola a Claudia. El Verde ha sido siempre un partido de conveniencia, alineado con intereses que priorizan la estabilidad política y económica, aunque eso signifique jugar a la ambigüedad. Sus vínculos con grupos empresariales que buscan evitar roces con Washington, con políticos que aún mantienen una relación cercana con Estados Unidos y con sectores que han sabido vender su apoyo al mejor postor explican su silencio.
Silencio que es el claro síntoma de una ruptura entre el Partido Verde y la Cuarta Transformación, luego de esta traición cuando más se necesitaba unidad y compromiso con el país. Los hambrientalistas eligieron la conveniencia y la omisión en apoyo a la Casa Blanca, pero la presidenta ha dejado en claro que México tiene sentido patriótico, y que le corresponde defenderlo por encima de todo, pues la soberanía no es negociable.
Ahora bien, si esa defensa es absoluta, entonces también lo deben ser las reglas para quienes pretenden representar a la nación. Este episodio ha dejado claro que la política fronteriza de México debe manejarse con independencia y firmeza, sin presiones externas ni conflictos de interés. Si de verdad se quiere blindar la soberanía, es tiempo de ajustar la ley: quienes ostenten doble nacionalidad no deberían poder ocupar cargos de elección popular ni plurinominales. No se trata de exclusión, sino de asegurar que quienes toman decisiones por el país no tengan intereses divididos ni la opción de protegerse en otro lado cuando las circunstancias los incomoden.
Porque aún vienen muchas más pruebas para la presidenta Claudia Sheinbaum en su lucha por defender la soberanía del país, puesto que la omisión no es lo único que los traidores a la patria están orquestando, sino también la creación de nuevos partidos, alianzas y movimientos que buscarán debilitar el proyecto de nación. Blindar la soberanía comienza por garantizar que quienes ocupan espacios de poder sean leales solo a México. La Cuarta Transformación tiene que cerrar filas y poner en marcha esta reforma con urgencia.