Mentiras orquestadas
El pasado golpea, pero Matamoros avanza
Sin Filtros; por Brenda Ramos
Matamoros enfrenta una vez más los embates de la desinformación, esa táctica vieja y desgastada que ciertos actores políticos usan para confundir y desestabilizar. En días recientes, dos casos concretos ilustran esta estrategia: un video que, falsamente, vincula a agentes de tránsito locales con un caso de extorsión ocurrido en Pesquería, Nuevo León, y los rumores sobre la supuesta eliminación de las licencias de conducir permanentes en Tamaulipas.
Ambos ataques han sido desmentidos por el alcalde Beto Granados, quien no solo aclaró la realidad de los hechos, sino que expuso lo que parece ser un intento evidente de sabotear el avance de Matamoros. Las licencias permanentes, aseguró, siguen vigentes; y el video en cuestión no tiene relación alguna con esta ciudad. Pero más allá de los hechos, estos episodios revelan una intención más profunda: la de mantener a Matamoros atrapado en las viejas prácticas del pasado.
Al pensar en ese pasado oscuro por el que pasó Matamoros, resulta inevitable recordar nombres como el de Norma Leticia Salazar Vázquez, exalcaldesa de Matamoros entre 2013 y 2016. Su administración, según la Auditoría Superior de la Federación, está marcada por el desvío de más de mil millones de pesos que debían destinarse a obras públicas y programas sociales. Tal como lo detalló una investigación de Infobae, el dinero simplemente desapareció, dejando un vacío que aún resiente la ciudad.
El legado de Salazar no solo incluyó irregularidades financieras. Su gestión también fue señalada por la creación del infame “Grupo Hércules”, una unidad táctica vinculada a casos de violencia y abuso, incluido el asesinato de cuatro jóvenes, tres de ellos ciudadanos estadounidenses. Ese es el tipo de política que dejó cicatrices en Matamoros, y que parece volver bajo la forma de rumores y golpes mediáticos diseñados para desacreditar a quienes intentan reconstruir la ciudad.
El alcalde Beto Granados ha respondido a estas tácticas con claridad, desmintiendo cada ataque con hechos y recordando las medidas que, como diputado local en la LXV Legislatura, impulsó para beneficiar a los tamaulipecos. Entre ellas, destacó la eliminación del cobro por reemplacamiento —vetada por el exgobernador Francisco García Cabeza de Vaca— y la implementación de las licencias permanentes. Estas acciones no solo buscan aliviar la economía de las familias, sino también demostrar que es posible gobernar con transparencia y compromiso.
Los intentos de desinformación, sin embargo, no son accidentales. Detrás de ellos se asoman las sombras de quienes alguna vez vieron a Matamoros como un botín político. Estas estrategias buscan desacreditar los avances de la actual administración y perpetuar un modelo de gobierno que ya demostró ser insostenible.
La ciudadanía de Matamoros tiene ante sí una elección clara: creer en las mentiras del pasado o apostar por el futuro de transformación que ofrece Granados. Administraciones como la de Leticia Salazar son un recordatorio de lo que ocurre cuando la corrupción y la opacidad toman el control. Más de mil millones de pesos desaparecidos y una ciudad sumida en el abandono son las consecuencias de esas viejas prácticas que algunos todavía buscan imponer.
Granados ha dejado claro que no permitirá que la desinformación frene el desarrollo de Matamoros. Con resultados y transparencia, busca enfrentar estas tácticas y demostrar que la ciudad puede avanzar. Mientras tanto, aquellos que se benefician del caos tendrán que enfrentarse a una ciudadanía cada vez más crítica y menos dispuesta a ser manipulada.
El progreso de Matamoros incomoda a muchos, pero la verdad y los hechos siempre tendrán más peso que cualquier rumor.